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Javier Martínez-Picado es uno de los mayores expertos del sida en España

“Parece que el VIH se está adaptando a las personas para ser más agresivo”

Uno de sus últimos trabajos revela la entrada del virus del sida al sistema inmune, pero durante su ponencia en el Aids Vaccine 2013, Javier Martínez Picado (Barcelona, 1966) ha afirmado que desconocemos tanto sobre el virus que las preguntas se amontonan. Sin embargo, el investigador de IrsiCaixa ha dado respuestas a una de las cuestiones de la infección más preocupantes: su rápido progreso en algunos pacientes.

Martínez Picado
Martínez Picado / SINC

Una de las frases que más se escuchan en las ponencias del congreso internacional de la vacuna del sida, Aids Vaccine 2013, es que el carácter tan especial del VIH es lo que impide encontrar una vacuna para lograr su cura.

Además, los investigadores se encuentran ahora con otro problema añadido: la llamada progresión rápida del VIH, donde la tasa de progresión desde que una persona se infecta hasta que desarrolla el sida puede disminuir desde los entre siete y diez años hasta menos de tres si no reciben tratamiento antirretroviral. Javier Martínez Picado, uno de los mayores expertos en sida de España, explica por qué en ciertos pacientes el virus hace estragos rápidamente.

¿El VIH avanza cada vez más rápido en nuestro cuerpo?

Estamos viendo un incremento muy importante de progresión rápida por VIH y eso nos preocupa. Parece que el virus se está adaptando a las personas y está siendo capaz de sobrevivir y generar mutaciones en su genoma para ser más agresivo. Nuestra hipótesis es que el virus está ganando virulencia.

¿Cómo estudian este fenómeno?

Mediante cuatro modelos: los controladores, personas que tienen una evolución lenta; los rápidos progresores, pacientes que progresan muy rápido y cuyo acceso a las muestras es muy limitado porque hay que saber cuándo se han infectado para poder estimar esta categoría; los virémicos no progresores, que tienen grandes cantidades de virus en su cuerpo pero no se ponen enfermos; y los expuestos no infectados, personas que han estado expuestas al virus más de una vez y que a pesar de todo no llegan a infectarse.

“Una manera de curar podría ser no eliminar el virus de la sangre, sino conseguir que el sistema inmunitario lo mantenga en niveles muy bajos”

¿Qué papel desempeña este tipo de pacientes en la investigación del VIH?

Para los investigadores es muy importante. Por ejemplo este año hemos publicado un estudio en colaboración con grupos europeos donde hemos analizado a 600 hemofílicos que recibieron transfusiones factor 8 anticoagulante antes de 1984 (cuando comenzaron a controlarse los derivados sanguíneos) y que a día de hoy no están infectados por VIH. ¿Qué les ha protegido? Queremos secuenciar exhaustivamente el genoma de cada uno de ellos para estudiar los mecanismos celulares que protegen de la infección.

¿Lo sabemos todo ya sobre cómo actúa el virus del sida?

Hay un montón de cosas que desconocemos aún. Lo que sí es cierto es que en el mundo desarrollado los medicamentos contra el sida están dando buenos resultados, pero eso no quiere decir que entendamos cómo funciona el virus. El problema es que este desconocimiento provoca la incapacidad para desarrollar una vacuna preventiva eficaz y que cure la enfermedad, es decir, que elimine completamente el virus en personas infectadas.

Por eso las personas con VIH deben tratarse toda la vida…

Sí, no podrán abandonar el tratamiento antirretroviral mientras no encontremos una cura. De hecho, una manera de curar podría ser no eliminar completamente el virus de la sangre, pero sí conseguir mecanismos por los que el sistema inmunitario pueda mantenerlo en niveles muy bajos. Es lo que llamamos curación funcional, uno de los temas importantes de discusión en este congreso.

¿Esa curación funcional lo trasformaría en una enfermedad crónica?

Sería más que eso, sería una enfermedad crónica en la que el paciente no tendría que medicarse de por vida. Además, si se consiguiera controlar el virus a un nivel muy bajo de forma espontánea, también se reduciría su riesgo de transmisión a otras personas. En estos momentos es una ilusión, tenemos algunos casos muy concretos donde creemos que se ha conseguido, pero hoy por hoy no podemos decir que la infección por VIH se cure. Para eso está la ciencia, para hacer posible lo que hoy es imposible.

“Hoy por hoy no podemos decir que la infección por VIH se cure, pero para eso está la ciencia: para hacer posible lo que hoy es imposible”

No le gusta hablar de enfermedad crónica…

Me da mucho miedo clasificarla así porque parece que se puede llevar bien; sin embargo, quedas expuesto a problemas que no tendrías sin la infección, como mayores niveles de inflamación sistémica en el organismo y una tasa más rápida de envejecimiento. Es mejor decir que la infección está ahí y de momento no la podemos curar.

¿Cuál es el papel de la vacuna en la lucha contra la enfermedad?

Uno muy importante que ha llevado de cabeza a los investigadores desde el año 1987 es encontrar una vacuna preventiva. Al poco de descubrirse el virus, en el año 83, ya había grupos que pensaban que iban a tener una vacuna preventiva casi de forma inmediata. Y después de casi 40 estudios que han implicado a más de 22.000 voluntarios sanos en todo el mundo, solo tres de ellos han llegado a fases un poco avanzadas, pero ninguno ha aportado protección suficiente.

¿Y por qué no se ha conseguido?

Hay dos aspectos críticos. Por un lado, el VIH tiene una gran variabilidad genética. Para la gripe se sintetiza una nueva vacuna cada año y el virus del sida es miles de veces más variable. Estamos indefensos, el virus muta mucho y no conseguimos nada que acabe de controlarlo. La segunda razón es que se integra muy fácilmente en las células, puede permanecer escondido en ellas mucho tiempo y reactivarse de forma espontánea si se detiene el tratamiento. Al no acabar de saber cómo el virus elude el sistema inmunitario, es muy difícil diseñar algo eficaz.

“Hay un colectivo de 33 millones de personas infectadas para las que una vacuna preventiva ya no serviría”

¿La vacuna será la pieza clave para erradicarlo o siempre irá acompañada de otras medidas?

Si consiguiéramos una vacuna preventiva y se aplicaran correctamente los protocolos de vacunación, lo ideal sería erradicarlo, como ha pasado con la viruela o casi con la polio. Pero mientras que se consigue, hay un colectivo de 33 millones de personas infectadas para las que una vacuna preventiva ya no serviría. Su única opción son los tratamientos antirretrovirales y una vacuna terapéutica para que el sistema inmunitario mejore y controle de forma espontánea el virus, no solo el bloqueo de su replicación en el organismo con medicamentos. De momento no hay resultados muy prometedores.

¿Qué llegará primero, la vacuna preventiva o la terapéutica?

Es muy difícil de decir. Para las preventivas son necesarios muchos voluntarios sanos, pero lo bueno es que ellos tienen un sistema inmunitario saludable y por tanto una vacuna puede funcionar bien. En el caso de la terapéutica, hablamos de personas infectadas que tienen dañado el sistema inmunitario, por eso si una vacuna tiene que estimularlo las probabilidades son menores. Sin embargo, es más fácil diseñar estudios entre personas ya infectadas. No puedo decir con seguridad cuál llegará primero, pero siempre he tenido más confianza en las preventivas, que son las vacunas por definición.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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