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El Prestige, la marea negra que hizo historia

Aniversario de un desastre. / Wearbeard

Uno de los mayores desastres medioambientales ocurridos en Europa tuvo lugar el 19 de noviembre de 2002 en las costas de Galicia. El hundimiento del buque Prestige, con una carga de más de 75.000 toneladas de fuel, ha pasado a la historia por su impacto ecológico, por una sentencia judicial que tardó diez años en llegar y que terminó por absolver a todos los acusados, pero también por una marea de solidaridad que cubrió de voluntarios las costas españolas para limpiar los restos.

La embarcación hundida poseía ciertas particularidades: lo construyó una empresa japonesa, era propiedad de una petrolera rusa, estaba registrado por una sociedad de clasificación norteamericana para explotación de una naviera griega, asegurado por una entidad británica y navegaba con la bandera de Las Bahamas.

El desastre se produjo por un cúmulo de infortunios. Cerca de la Costa da Morte (A Coruña, Galicia), el capitán del barco notó cómo la embarcación empezaba a inclinarse a la vez que observaba una fuga de carga y empeoraban las condiciones climatológicas. Las maniobras para alejar el barco de la costa no funcionaron: el 19 de noviembre, a casi 250 kilómetros de Finisterre, el buque se quebró y se hundió.

Los vertidos llegaron a las costas españolas en el Atlántico y el Cantábrico, y también alcanzaron a Portugal y Francia. La fauna y la flora de la zona sufrieron devastadoras consecuencias. La movilización social también supuso un hito, desde el movimiento Nunca máis, que reclamaba el cumplimiento de las responsabilidades legales, hasta la movilización sin precedentes de voluntarios, apoyados por un despliegue militar, para labores de limpieza.

En los años posteriores se procedió a vaciar el barco de su peligrosa carga, pero la misión no se completó por imposibilidades técnicas. Los últimos restos se calificaron como "asumibles" por el mar en 2008. Tras diez años de investigación judicial, en 2013 la audiencia de A Coruña dejaba sin culpables el caso. Tan solo el capitán del Prestige recibía una mínima pena de nueve meses por desobediencia.

Fuente: SINC
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