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Las cuatro ruedas de la familia española

SEAT lanzó su primer modelo en 1953. / SINC

El 9 de mayo de 1950 quedó constituida la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT). Surgía en los años de la autarquía, cuando el franquismo impulsaba la creación de empresas nacionales para producir bienes de equipo de fabricación estatal.

Para el sector del automóvil, el Estado se alió con la marca italiana Fiat, que se encargaría de proporcionar la tecnología necesaria a cambio del 7% del accionariado de la nueva empresa. El Instituto Nacional de Industria poseía un 51% y la banca española, el restante 42%.

Tres años más tarde de su fundación, SEAT lanzaba al mercado su primer modelo, el 1400. Por aquel entonces la fábrica, situada en el puerto de Barcelona, tenía 935 empleados y producía una media de cinco coches al día.

La popularidad de la marca llegaría en 1957 con el lanzamiento al mercado del SEAT 600, presentado como “el coche para la familia y el hombre de negocios”. Solo en los primeros meses se recibieron 100.000 pedidos, lo que multiplicaba por más de 10 la capacidad de producción de la empresa. Pese a las largas listas de espera, durante los años ‘60 gran parte de las familias española comprarían su primer automóvil.

La buena marcha de la compañía se vio interrumpida por la crisis del petróleo, provocando que Fiat vendiera su participación al Estado por el precio simbólico de una peseta. El primer modelo de fabricación íntegramente española –como indicaba su apellido–, el SEAT Ibiza, se ha convertido en el más vendido de la historia de la marca, con un total de casi cinco millones de unidades.

Pese a este éxito, en 1990 el Gobierno vendió todas sus acciones a Volskwagen, con lo que SEAT pasó a ser una de sus filiales, estatus que todavía mantiene. Para poder atender a la creciente demanda, la empresa alemana creó la nueva planta de Martorell, en la que actualmente trabajan casi 1.500 operarios, que fabrican cerca de 1.250 coches diarios.

Fuente: SINC
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