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Se reducirá el consumo de energía

La Universidad de Santiago coordina un proyecto internacional destinado a diseñar estaciones depuradoras de aguas residuales novedosas

Dentro del del programa Consolíder que promueve el MEC, uno de los macroproyectos más novedosos es el NOVEDAR (Nuevas Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales), destinado a desarrollar e implementar sistemas de tratamiento de aguas residuales novedosos, además de evaluar y optimizar las estrategias operacionales de las plantas. La iniciativa, en la que participan ocho grupos de investigación españoles y dos holandeses, está liderada por la Universidad de Santiago de Compostela.

Reactor anaerobio

El proyecto, que acaba de ponerse en marcha, tendrá una duración de cuatro años y cuenta con una financiación de 4,5 millones de euros. Su coordinador es Juan Lema Rodicio, responsable del Grupo de Ingeniería Ambiental y Bioprocesos de la USC. Explica que se trata de “cambiar el concepto actual de las estaciones depuradoras, de modo que la depuración de las aguas se convierta en una operación sostenible”.

Convertir las estaciones depuradoras actuales en estaciones de tratamiento y recuperación de recursos

Los principales objetivos del proyecto son minimizar los costes de operación y el consumo de energía, reducir la producción de lodos y mejorar su gestión, así como la posibilidad de reutilizar el agua y recuperar otros recursos valiosos del agua residual para su aprovechamiento. La idea es convertir la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) actual en una Estación de Tratamiento y Recuperación de Recursos del Agua (ETRRA).

Como manifiesta Lema, "en la actualidad el consumo de energía en las plantas de tratamiento de aguas es muy elevado, por lo que se busca reducirlo al máximo". Así, para los próximos años se prevé que las estaciones depuradoras consuman el 1% de la energía de todo el país. Por otro lado, las plantas de tratamiento de aguas generan más de dos millones de toneladas de lodos cada año, con lo que surge el problema añadido de dónde depositar estos residuos. El uso agrícola se está restringiendo, debido a que se pueden transmitir a través de la tierra y de las plantas contaminantes como metales pesados o incluso microcontaminantes.

Las claves de las nuevas plantas: seguridad y sostenibilidad

El proyecto busca la mayor calidad del agua y de los lodos, con el propósito de que estén libres no sólo de contaminantes mayoritarios, sino también de microcontaminantes, responsables, por ejemplo, del cambio de sexo de los animales acuáticos y a los que hasta ahora no se les prestaba la atención debida. La finalidad es que se pueda reutilizar el agua y que los lodos se puedan destinar a la agricultura.

Juan Lema se refiere a dos claves fundamentales de las nuevas estaciones depuradoras: la seguridad y la sostenibilidad. Por un lado, se trata de buscar la seguridad de los productos que se obtienen del proceso de depuración -el agua y los lodos-, pero también la seguridad de operación de las propias plantas. Por otro lado, las nuevas plantas tendrán que buscar la sostenibilidad, conseguir que económicamente sea posible tratar las aguas con una eficiencia elevada, es decir, reduciendo los costes y también la producción de lodos.

Integrantes del proyecto

En el proyecto participan las Universidades de Cantabria, Valladolid, Barcelona, Girona, Murcia, Valencia, Cádiz y el CEIT de San Sebastián; además de las universidades holandesas de Delft y Wageningen. El proyecto tiene el apoyo de unas 30 empresas nacionales líderes en el sector de tratamiento de aguas, así como de unos 20 organismos vinculados con la calidad del agua.

Cada grupo tiene un objetivo tecnológico concreto, considerando las EDAR como un conjunto. “La concepción de la nueva EDAR será flexible, con adaptación a los diferentes escenarios, dependiendo de su situación (costera o interior), dimensión, destino final del efluente…”, señala Juan Lema.

La selección de las Mejores Técnicas Disponibles que No Impliquen un Costo Excesivo (BATNEEC) se hará a partir de un análisis que contempla aspectos tecnológicos, ambientales, ecotoxicológicos y económicos. La finalidad es diseñar el mejor sistema de tratamiento de aguas empleando los nuevos procesos que en la actualidad están en fase de investigación, así como las nuevas técnicas que están estudiando los diferentes grupos de investigación.

La USC, además de actuar como coordinadora del proyecto, desarrolla una parte del mismo. Desde el punto de vista técnico, se centra en el desarrollo de tecnología propia, en concreto de nuevos reactores. También tiene a su cargo la evaluación de tecnologías para la eliminación de microcontaminantes, como es el caso de los productos farmacéuticos. La otra parte en la que trabaja el equipo de la Universidad de Santiago se refiere al análisis del ciclo de vida de los procesos que se desarrollan en el proyecto, considerando no tan sólo el punto de vista económico sino también su impacto ambiental.

Fuente: Universidad de Santiago
Derechos: Creative Commons
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