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Fue la única que siguieron utilizando las comunidades productoras

La cueva de Atxoste fue importante refugio durante 10.000 años

El abrigo de Atxoste fue utilizado durante más de 10.000 años por los humanos: tanto en el Mesolítico, cuando eran cazadores-recolectores, como en el Neolítico, cuando ya eran productores. Al analizar las huellas halladas en el utillaje lítico del yacimiento, un investigador de la Universidad del País Vasco ha deducido que Atxoste fue, en ambos periodos, un lugar de ocupación de larga duración, pero nunca llegó a ser un alojamiento fijo.

Unai Perales observando restos encontrados en Atxoste
Unai Perales observando restos encontrados en Atxoste. / Nuria González

Los abrigos –cuevas naturales poco profundas situadas en rocas, y, a menudo, al pie de las mismas– eran muy utilizados por los grupos humanos cazadores-recolectores. Concretamente, elegían aquellos abrigos que tenían recursos al alcance, y hacían estancias para explotación del medio animal y vegetal. Por ejemplo, el abrigo de Atxoste, en Álava, se encuentra a 12 metros del río, en la parte baja del valle, pero muy cerca de la media montaña de la cuenca.

“Debido a esta ubicación estratégica, los habitantes del abrigo podían explotar diversos recursos, en el Mesolítico, es decir, cuando los humanos eran cazadores-recolectores”, explica Unai Perales, investigador del departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Una vez entrado el Neolítico, cuando los humanos se convirtieron en productores, dejaron de lado la mayoría de estos abrigos. El paso a otro tipo de vida les llevó a ocupar el espacio de otra manera: empezaron a cultivar la tierra, a cuidar animales domesticados, entre otros. Concretamente, en esta zona, se han encontrado entre 10 y 12 abrigos que fueron ocupados en el Mesolítico, "e incluso cuando el Neolítico estaba bien establecido en la zona, los humanos siguieron utilizando Atxoste. Eso demuestra que era un asentamiento importante, o rentable", remarca el investigador.

Durante su tesis doctoral, ha realizado un análisis traceológico del yacimiento de Atxoste, es decir, ha analizado restos de útiles líticos encontrados en el yacimiento, desde el punto de vista de su utilización. “El uso que se le da a cada útil deja una huella específica en el mismo. Por tanto, analizando estas huellas, puede deducirse para qué y cómo utilizaban cada útil", explica Perales que ha investigado, sobre todo, herramientas de pedernal, muy utilizado por los humanos del Mesolítico y del Neolítico. Analizó mediante lupa las principales marcas, y, después, realizó un análisis más minucioso utilizando un microscopio.

En la investigación, han concluido que en el Mesolítico Atxoste era muy utilizado para cazar: han encontrado diversas armas arrojadizas, que tienen marcas de impactos, así como restos de fauna cazada. “Pero este no era un mero asentamiento para hacer estancias cortas de caza –destaca Perales–. También trabajaban pieles y madera, y, para eso, era imprescindible realizar estancias más largas". El curtido de pieles es un proceso complejo, de múltiples fases. En Atxoste, realizaban varias de esas fases, aunque no las acababan allí.

En el Mesolítico Atxoste era muy utilizado para cazar: han encontrado diversas armas arrojadizas, que tienen marcas de impactos, así como restos de fauna cazada

En lo que respecta a los restos del Neolítico, se han encontrado marcas correspondientes a múltiples actividades, como las ocasionadas al trabajar pieles, animales cazados y madera. Perales destaca la importancia del molino encontrado en el yacimiento: se trata de una piedra de 20 kilos, de piedra arenisca, que, una vez realizado su análisis geológico, han concluido que fue transportada desde la Sierra de Elguea-Urquilla (a 20-30 kilómetros de distancia).

“Si llevaron esta piedra tan pesada hasta allí, se puede inferir que Atxoste era un asentamiento utilizado para algo más que la caza, y que en aquel periodo hacían estancias más largas en el abrigo”, explica. También han encontrado huesos de ovejas domésticas, así como herramientas de pedernal utilizadas como hoces. “Gracias a ello sabemos que conocían la agricultura y el cuidado del ganado”.

Parte de una serie de refugios interconectados

Una vez analizados los restos encontrados, Perales concluye que en el Mesolítico Atxoste "fue un campamento intermedio, ni lugar de residencia fijo, ni lugar de caza. Todo ello sugiere que los grupos humanos estaban conectados con otros abrigos del entorno y que iban de uno a otro según la época".

Otros abrigos eran ocupados únicamente para cazar, y los grupos vivían en moradas fijas al aire libre. Además, han descubierto que el pedernal era transportado desde Urbasa y Treviño, así como desde Barrica. “Eso demuestra que estas poblaciones se desplazaban a menudo de un lado a otro y que tenían contactos con otros grupos humanos”, añade.

Asimismo, la utilización del abrigo de Atxoste una vez entrado el Neolítico arroja luz sobre la manera en que sucedió la transición entre el Mesolítico y el Neolítico. “Se reconoce que la transición sucedió de dos maneras: por una parte, los grupos humanos productores fueron colonizando zonas, y, por otra, hubo una aculturación de las poblaciones cazadoras-recolectoras", observa el científico.

Atxoste es un ejemplo de esa aculturación. "En el registro arqueológico se detecta un gran cambio, ya que repentinamente aparecieron nuevos instrumentos; pero a su vez siguieron explotando los mismos recursos que las poblaciones del Mesolítico, y siguieron utilizando el abrigo", declara.

Referencias bibliográficas:

Alday, A.; Maciá, L.; Portillo, M.; Albert, R.M.; Perales, U. (2014). "Agricultura neolítica: a propósito de un molino del yacimiento de Atxoste (Álava, País Vasco)". Munibe (Antropologia-Arkeologia), 65.

Alday, A.; Castaños, P.; Perales, U. (2012b). "Quand ils ne vivaient pas seulement de la chasse: preuves de domestication ancienne dans les gisements néolithiques d´Atxoste et de Mendandia (Pays Basque)". L´anthropologie, 116, 127‐147.

Perales, U.; Ibáñez, J.J.; Alday, A. (2014). "The use of flint artifacts from Early Neolithic levels at Atxoste (Basque Country). an interpretation of site function through use-wear analyses". En, Marreiros, J.; Bicho, N.; Gibaja, J.F. (eds.). International Conference on Use-Wear Analysis, Use-Wear 2012, Faro, Cambridge Scholars Publishing, 592-60.

Soto, A.; Alday, A.; Montes, L.; Utrilla, P.; Perales, U.; Domingo, R. (2015). "Epipalaeolithic assemblages on the Ebro Basin (Spain). The difficult identification of cultural entities". QuaternaryInternational, 364, 144-152.

Fuente: Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
Derechos: Creative Commons
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