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Según un artículo publicado en la revista 'The American Naturalist'

La pardela cenicienta vacunada confiere inmunidad a sus polluelos durante años

Para combatir una patología de origen vírico en una población de pardela cenicienta, un equipo de investigación, liderado por la Universidad de Barcelona, ha probado una vacuna en las madres y ha estudiado su respuesta inmunitaria a la infección. Los resultados demuestran que las hembras protegen de forma inmunitaria a sus crías hasta seis años después de ser vacunadas con el patógeno.

Un brote infeccioso en una colonia de aves oceánicas como la pardela cenicienta podría tener efectos devastadores. Foto: Raül Ramos, UB-IRBio
Un brote infeccioso en una colonia de aves oceánicas como la pardela cenicienta podría tener efectos devastadores. / Raül Ramos (UB-IRBio)

La pardela cenicienta (Calonectris borealis) –un ave marina que tiene su hábitat de cría natural en las islas oceánicas– tiene una larga esperanza de vida por lo que retrasa la madurez sexual hasta los seis años y tiene una tasa de reproducción muy baja, de un polluelo por año.

"Con estas características de vida, un brote infeccioso en una colonia de aves oceánicas podría tener efectos devastadores, ya que podría comprometer la recuperación y viabilidad de la población afectada", apunta Jacob González-Solís, investigador en el Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona (UB).

El equipo científico ha estudiado la respuesta inmunitaria de las aves frente a una vacuna contra la enfermedad de Newcastle, una patología de origen vírico. "La idea es simular una infección vírica mediante la vacuna y estudiar el sistema inmunitario en esta especie por si se da el caso de infección real en una población", señala Raül Ramos, investigador en el Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio).

El nuevo trabajo, publicado en The American Naturalist, se ha realizado de 2008 a 2013 en la colonia de pardela cenicienta de los acantilados del municipio de Mogán (Gran Canaria). Los autores evaluaron la persistencia de las inmunoglobulinas o anticuerpos en las madres a lo largo de estos años, ampliando así los resultados de un estudio del equipo publicado en 2011 y centrado en la persistencia de las inmunoglobulinas durante el crecimiento de los polluelos.

En concreto, los expertos realizaron una primera campaña de vacunación en una treintena de madres en 2008, y la repitieron en 2010 en un número más limitado de hembras para comprobar si una segunda exposición al patógeno generaba una respuesta más rápida y persistente.

Protección de los polluelos tras seis años

Los resultados revelan que seis años después de ser vacunadas las madres todavía son capaces de transferir inmunoglobulinas a sus polluelos, lo que los protege de los patógenos que pueden infectar a la población.

"La transferencia maternal de anticuerpos tiene lugar exclusivamente durante la formación de la yema de huevo

"Todas las inmunoglobulinas son de origen materno, y la transferencia maternal de anticuerpos tiene lugar exclusivamente durante la formación de la yema de huevo", detalla Raül Ramos, primer autor del trabajo. "En el caso de los polluelos, la vida media de estas inmunoglobulinas es de veinticinco días", añade.

Además de la extraordinaria persistencia de los anticuerpos en las hembras vacunadas, el estudio constata una correlación directa entre la cantidad de anticuerpos que tiene la madre en sangre en el momento de la puesta y la que recibe el polluelo. Es decir, el polluelo que nace el año en que vacunan a la madre recibe una gran cantidad de anticuerpos. Sin embargo, el polluelo de una hembra vacunada hace más años recibe menos anticuerpos, y estos se pierden más rápidamente durante el crecimiento.

"Los niveles de inmunoglobulinas en hembras son significativos incluso después de seis años —apunta Ramos—, tanto si hay una doble vacunación como si no. Por tanto, no sería preciso volver a vacunar a la población de hembras para mejorar la supervivencia de las crías ante los brotes infecciosos".

Según los expertos, este mecanismo de alta persistencia de los anticuerpos en sangre podría ser una estrategia evolutiva para evitar la reinfección en colonias de aves oceánicas que crían siempre en las mismas colonias y se exponen de forma recurrente a los mismos patógenos.

Aves amenazadas en todo el mundo

El trabajo del equipo de la UB es clave para establecer modelizaciones demográficas que faciliten la supervivencia de aves oceánicas de todo el mundo ante posibles brotes infecciosos. Es el caso, por ejemplo, del albatros de Ámsterdam (Diomedea amsterdamensis), una especie que habita en islas del océano Índico y que está amenazada por el cólera aviar, enfermedad infecciosa causada por la bacteria Pasteurella multocida.

"La prevención es vital en estas especies que generalmente no se exponen a la acción de depredadores. Son pájaros oceánicos que crían en colonias densas, y es fácil que un patógeno pueda expandirse si infecta a algún individuo", alertan los investigadores.

En el futuro, la idea es poder repetir el protocolo experimental en otras aves marinas del orden de los Procelariformes (ave de las tormentas, albatros, entres otras) para ver si el patrón es similar y compararlo con especies de otros órdenes taxonómicos, como las gaviotas, los cormoranes o los pingüinos.

Referencia bibliográfica:

González-Solís et al. "Long Antibody Persistence and Transgenerational Transfer of Immunity in a Long-Lived Vertebrate" The American Naturalisthttp://www.jstor.org/stable/full/10.1086/678400

Fuente: Universidad de Barcelona
Derechos: Creative Commons
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