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Más de tercio de los niños y niñas europeos sufren enfermedades relacionadas con riesgos medioambientales

Entre las prioridades de los países europeos en la V Conferencia Ministerial sobre Medio Ambiente y Salud que se celebra estos días en Parma (Italia) destaca una: la protección de niños y niñas en el continente europeo, desde Portugal hasta Rusia. La Declaración de Parma fortalecerá el Plan de Acción para el Medio Ambiente y la Salud de los niños de Europa (CEHAPE, en sus siglas en inglés), porque según demuestra la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños son los más vulnerables a los factores medioambientales.

Durante la rueda de prensa sobre la protección de la salud de los niños y niñas europeos. Foto: SINC.

Según ha anunciado Ferrucio Fazio, ministro italiano de Salud, más del 33% de las enfermedades relacionadas con riesgos del medio ambiente las sufren niños menores de cinco años. Los últimos datos proporcionados por la OMS lo ratifican: cerca de nueve millones de niños menores de cinco años mueren al año en todo el mundo. Sin embargo, el 70% de estas muertes prematuras podrían evitarse y prevenirse con intervenciones accesibles y así asegurar la salud de estos niños.

Sin embargo, los riesgos medioambientales a los que los niños se enfrentan dependen de la zona geográfica en la que se encuentran en Europa. “Incluso dentro de la Unión Europea existen diferencias de riesgo”, señala a SINC Genon Jensen, directora ejecutiva de la Alianza de Salud y Medio Ambiente. “Pero sin duda uno de los mayores factores de muerte en los niños son los accidentes”, añade Jensen.

El resto de peligros van desde la calidad del aire que respiran hasta la exposición de sustancias químicas en las mujeres embarazadas que puede provocar más tarde daños en la vida de los niños. “Las publicaciones científicas demuestran cada vez más que la exposición a estas sustancias y a pesticidas les hace más vulnerables ante enfermedades como el parkinson, cáncer, etc.”, apunta la experta.

Según Jensen, “el ritmo de algunas enfermedades severas, como el cáncer, están aumentando año tras año, y las enfermedades mortales ‘tradicionales’, como las respiratorias y las diarreicas, se están viendo agravadas por el cambio climático”. A esto se añade el hecho de que uno de cada tres niños podría sufrir asma debido a la contaminación atmosférica. “En los próximos años será uno de cada dos”, apunta a SINC la directora de esta organización social internacional que se encarga de aportar las evidencias reales sobre los impactos medioambientales.

Además, un entorno urbano inapropiado genera más problemas para la salud de los niños. A pesar de que la actividad física de los niños ha aumentado de 2001 a 2005 –un 6% de los niños y un 10% de las niñas de 11 años son físicamente activos al menos cinco veces a la semana-, en Europa muchos de estos niños, sobre todo niñas, no son lo suficientemente activos. A esto se añade el que los niveles de actividad física disminuyen con la edad.

Las organizaciones sociales, entre las que destacan Mujeres en Europa para un Futuro Común, EcoForum, y la Sociedad Internacional de Doctores para el Medio Ambiente de Austria, esperan que la Declaración de Parma aporte recursos adicionales para asegurar el bienestar de los niños y dirigir estos problemas. Según las ONGs, los gobiernos europeos deben enfrentarse a los diferentes riesgos, sobre todo a la exposición a sustancias químicas y la contaminación del aire, y preguntarse en 2016 en la próxima conferencia ministerial si realmente están protegiendo a los niños.

“Cada niño o niña debería ser capaz de asistir a la escuela donde no está expuesto a sustancias químicas o aire contaminado”, explica Sascha Gordon, directora de Las Mujeres en Europa para un Futuro Común. “Aún hay un largo camino que recorrer”, señala Gordon.

Sin embargo, los estudios científicos demuestran que todavía existen deficiencias para evaluar la magnitud de los riesgos medioambientales, y las desigualdades sociales. Según los científicos, los niños que viven en circunstancias socioeconómicas desfavorables en Europa sufren más amenudo y son más vulnerables ante todas las amenazas medioambientales.

“Es decepcionante ver que en una cumbre ministerial tan importante como esta para proteger la salud de las personas no se sepa tanto. De hecho es más importante que el cambio climático porque estamos hablando de salud”, subraya Jensen que añade que “hay que movilizarse para lograr mejores políticas”.

Iniciativas esperanzadoras

En el contexto de la conferencia ministerial, el Plan de Acción para el Medio Ambiente y la Salud de los niños de Europa y la OMS han premiado hoy ocho proyectos, entre cientos de propuestas, que muestran las “buenas prácticas” para mejorar la salud de los niños en Europa en sus entornos habituales (escuelas, vida cotidiana, acceso al agua, etc.).

Los diferentes proyectos, premiados con 1.000 euros cada uno, recogen las amenazas con las que se enfrentan los niños: prevención de accidentes y actividad física, radicación y sustancias químicas, calidad del aire, agua y saneamiento, movilidad, y protección del clima.

“Necesitamos una comunicación y un enfoque interdisciplinar porque con la cooperación podemos conseguir mejorar la salud de los niños”, ha asegurado en rueda de prensa la representante de uno de los proyectos ganadores que ha resaltado que con poca financiación se logra mucho.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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