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Un lenguaje de programación con cajas virtuales de colores que imita las piezas de Lego

Para programar y diseñar software de forma más sencilla, investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja y de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Colombia) han desarrollado el lenguaje CFL, basado en cajas virtuales de colores. La herramienta resulta útil para enseñar código en las escuelas de ingeniería y en colegios.

La herramienta se basa en un número ilimitado de cajas de colores, al estilo de Lego. Autor: Rick Payette.
La herramienta se basa en un número ilimitado de cajas de colores, al estilo de Lego./ Rick Payette.

Imitando las piezas de Lego, con las que los más pequeños diseñan las estructuras que se les pasan por la mente, investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (Colombia) han desarrollado el lenguaje CFL. La herramienta simplifica la programación, al basarse en un número ilimitado de cajas de colores con las que se pueden diseñar software.

“Existe una brecha entre las personas que programan muy bien y las que diseñan muy bien; muchas veces el buen programador es un mal diseñador y viceversa”, explica Rubén González Crespo, director de la Escuela de Ingeniería de UNIR e investigador de UNIR Research.

Tal y como publica la revista DYNA, el equipo ha diseñado el lenguaje de marcos conceptuales CFL, que puede usar alguien no experto en programación. La herramienta se basa en cajas de distintos colores, donde cada tono tiene una funcionalidad, y se va generando el código de programación automáticamente. Después, un programador edita el contenido final.

La herramienta se basa en cajas de colores, donde cada tono tiene una funcionalidad, y se genera el código de programación automáticamente

“Lo que se consigue es automatizar bastante el desarrollo de las aplicaciones”, destaca el ingeniero. CFL se ha utilizado en una aplicación llamado COLOSO, que permite desarrollar el código en cualquier lenguaje de programación (Java, Phyton o C++, por ejemplo).

La principal diferencia con otras herramientas que ya existen es que CFL, integrado en COLOSO, empieza por un proceso empresarial y acaba en el código. Por lo tanto, engloba todo el ciclo de la empresa, no solo el diseño de aplicaciones.

Programar desde la escuela

Otra de sus ventajas es que puede utilizarse con alumnos, para mejorar el proceso de aprendizaje a la hora de programar y diseñar. “A los estudiantes de ingeniería les cuesta pasar del pensamiento abstracto al conceptual”, admite González Crespo. “La hemos probado en las aulas y hemos descubierto que el aprendizaje era mucho más rápido”, añade.

En este sentido, el ingeniero se muestra partidario de incluir la asignatura de programación en la educación secundaria, como están proponiendo algunas comunidades autónomas. “Creo que todo ser humano debería saber programar, no tanto informáticamente, sino tener mentalidad de programación”, asegura.

Desde su punto de vista, los niños que cursen esta asignatura serán capaces de programar tareas en su mente, encontrar una solución a un problema mediante unos patrones, y conseguir pasar de lo abstracto a lo concreto, “independientemente de que luego estudien Geología o Derecho”, puntualiza.

Referencia bibliográfica:

Sandro J. Bolaños-Castro, Rubén González-Crespo, Victor H. Medina-García y Julio Barón-Velandia. “Conceptual framework language –CFL–”, DYNA, 2014. DOI: 10.15446/dyna.v81n185.37054.

Fuente: UNIR
Derechos: Creative Commons
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