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Un nuevo método de análisis prevendrá los daños geológicos que afectan al patrimonio de la Humanidad

Un equipo de científicos españoles ha establecido un método de análisis de los riesgos geológicos que afectan al patrimonio histórico, gracias a un ‘Índice de Riesgo Natural’ y a un ‘Factor de Seguridad’. El estudio del caso se ha centrado en la Cueva cántabra de Altamira.

El equipo de investigadores del Grupo de Geología Aplicada a las Obras Públicas (Universidad de Cantabria) ha definido el riesgo geológico que, según el autor principal del artículo, Miguel A. Sánchez, y el director del proyecto, Alberto Foyo, “afecta o puede afectar, si existe modificación de parámetros físicos del entorno del objeto de protección, a cavidades con arte prehistórico”.

El estudio, publicado en la revista Engineering Geology el pasado noviembre, pretende ser una herramienta útil en respuesta “al vacío que concierne a la prevención de posibles daños causados por procesos naturales”, añade Sánchez.

La necesidad de ayudar a prevenir, proteger y mitigar el nivel de riesgo de las cavidades prehistóricas y monumentos históricos, debido al deterioro natural o a la acción humana, es la principal conclusión de la investigación.

Dos índices para conservar cavidades y monumentos

Los riesgos que existían hace casi diez años eran las inestabilidades de ladera, la circulación de agua hacia la cueva, los desprendimientos de rocas en el interior de la cueva y aquellos relacionados con los propios procesos kársticos. En la actualidad, la utilización de dos índices semi-cuantitativos -el Índice de Riesgo Natural y el Factor de Seguridad- ha permitido determinar el nivel de riesgo de las diferentes áreas de estudio.

Además de los riesgos geológicos en el interior y exterior de las cuevas, la investigación recalca las consecuencias de la actividad humana en entornos cercanos como la agricultura, la construcción o la realización de carreteras, que “pueden modificar de forma extrema la evolución natural de los procesos geológicos”, según Sánchez.

El Índice de Riesgo Natural y el Factor de Seguridad permitirán, además de la conservación de cavidades prehistóricas, el desarrollo de trabajos de Ingeniería cerca de cuevas o de monumentos históricos. Los resultados de la investigación demuestran que el mayor riesgo para la cueva es cualquier proceso geológico que provoca vibraciones, como los deslizamientos del terreno.

Los investigadores consideran que la circulación de agua es el segundo tipo de riesgo más importante. La estructura interna de la cavidad queda definida por la intersección de la estratificación horizontal con fracturas subverticales, y genera bloques de roca que pueden desprenderse. Estos desprendimientos también constituyen un riesgo geológico y un factor importante en la conservación estructural de la cavidad.

El método utilizado ha sido dotado de flexibilidad y está cualificado para incorporar características de las 31 zonas estudiadas. Actualmente esta línea de investigación, que comenzó en el año 2000 con una colaboración científico-técnica del Gobierno de Cantabria, continúa en otras cavidades cántabras (Cuevas del Monte y Castillo en Puente Riesgo), y asturianas (Cuevas de Tito Bustillo, Ribadesella).

El tesoro de las cuevas de Altamira

Las Cuevas de Altamira, en las que se ha desarrollado la mayor parte del estudio, han sido un ejemplo óptimo para ilustrar la problemática. Tras ser descubiertas en 1868 por Modesto Cubillas, las cuevas han pasado por diversos procesos de estabilidad y conservación hasta ser declaradas como Patrimonio de la Humanidad en 1985 por la UNESCO. A pesar del reconocimiento, las cavidades han sido cerradas y reabiertas al público en numerosas ocasiones hasta ser definitivamente clausuradas en 2001, al mismo tiempo que era inaugurado el Nuevo Museo de Altamira que alberga una réplica de parte de la cavidad.

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M.A. Sánchez, A. Foyo, C. Tomillo, E. Iriarte. “Geological risk assessment of the area surrounding altamira cave: A proposed natural risk index and safety factor for protection of prehistoric caves”, Engineering Geology ; 94 (3-4): 180-200, Nov. 2007.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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