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El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) ha aprobado un proyecto de I+D+i promovido por varias instituciones para el control en el embalse de Mequinenza del mejillón cebra, una especie invasora en expansión en algunos ríos de la península. El proyecto se enmarca en el subprograma de Medio Ambiente y Ecoinnovación dentro del Plan Nacional de I+D+i.
La empresa pública del Departamento de Agricultura y Alimentación (SIRASA) y la Universidad de Zaragoza, que son las principales promotoras del proyecto Control del Mejillón Cebra y sus afecciones en la cuenca del Ebro, ya iniciaron en 2006 diversos trabajos orientados a desarrollar estrategias de control del mejillón cebra en las infraestructuras de regadío.
Para Rafael Araújo, investigador del Departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), la financiación con dinero público de proyectos de control del mejillón cebra es “una muy buena noticia” ya que de su expansión se sabe bastante pero “desde el punto de vista científico se está invirtiendo poco en la lucha”. El investigador que ha realizado el seguimiento de la especie añade que “ahora mismo en España hay poca cosa hecha sobre el conocimiento del mejillón cebra”.
El nuevo proyecto permitirá en primer lugar la caracterización limnológica del embalse de Mequinenza, con un estudio de distribución de larvas de mejillón cebra y modelización informática de la distribución del mejillón. A continuación se valorará la situación de las infraestructuras de riego asociadas al embalse de Mequinenza análisis de la eficacia de los sistemas tradicionales de eliminación.
Se procederá al control y eliminación del mejillón cebra en infraestructuras de riego mediante métodos novedosos y modelización informática de la distribución en las redes de riego infectadas. Además del seguimiento y determinación de la toxicidad en cultivos leñosos de los productos utilizados para el control del mejillón, los expertos realizarán pruebas de eliminación y control del mejillón cebra mediante métodos novedosos en sistemas abiertos.
No obstante, el principal problema es que “es muy difícil aplicar medidas porque es una especie que se ve favorecida por todas las actuaciones del manejo de agua”, subraya Araújo quien destaca que “cuantos más embalses y trasvases de agua tengamos, más difícil será luchar contra el mejillón cebra”. El investigador afirma que “se está haciendo mucho en seguimiento y localización pero poco en previsión” y considera que “una vez que la especie ha llegado poco se puede hacer”.
El proyecto cuenta con un presupuesto financiable de 760.602 euros, de los que el MARM ha concedido una subvención de 703.398 euros y se ejecutará hasta el 31 de diciembre de 2010. Participan además la Universidad Politécnica de Valencia, el Centro de Transferencia Agroalimentaria del Departamento de Agricultura y Alimentación del Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro.
La amenaza del mejillón cebra
El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) es una especie invasora que actualmente está en fase de expansión en algunos ríos de la península ibérica como el Ebro ya que es muy resistente y se adapta con facilidad a todo tipo de ecosistemas acuáticos dulces. Se piensa también que ya esté presente en el Jucar y el Segura.
El mayor problema que presenta es la ausencia de depredadores naturales, por lo que su único control natural es la capacidad de carga del sistema (cantidad de alimento disponible para el molusco) y las condiciones ambientales desfavorables para el desarrollo del mejillón. Ninguno de estos dos supuestos se dan en el entorno del río Ebro por lo que se está extendiendo por toda la cuenca.
Para muchas explotaciones agrarias con instalaciones de bombeo este bivalvo supone una seria amenaza, ya que puede llegar a obturar las tuberías de conducción del agua y provocar por tanto problemas técnicos y económicos.
El vuelo de los insectos, el camuflaje de los pulpos y la cognición humana son tres ejemplos de innovación evolutiva que se basaron, en parte, en eventos de duplicación de genes hace cientos de millones de años.
Han seleccionado a esta especie como bioindicador para vigilar la acumulación de plásticos en el Atlántico norte. La investigación conjunta del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y la Universidad de Azores indica el umbral a partir del que tomar medidas para controlar y mitigar la presencia de estos contaminantes en el medio marino.
