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Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Tabla periódica./ Fotolia
Cuatro nuevos elementos completan la séptima fila de la tabla periódica. Foto: Fotolia

La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada ha confirmado el hallazgo y la inclusión de cuatro elementos nuevos a la tabla periódica. Los elementos 113, 114, 117 y 118 son sintéticos, altamente radiactivos y con una vida de segundos o milisegundos.

Reconstrucción de Ötzi
El estómago de Ötzi aporta pruebas sobre la evolución de las bacterias en Europa. Foto: ADRIE AND ALFONS KENNIS

El 19 de septiembre de 1991 dos alpinistas alemanes en los Alpes de Ötztal –cerca de Hauslabjoch, en la frontera de Austria e Italia– encontraron un misterioso cadáver a 3.200 metros de altitud.

Al principio, se pensó que se trataba de un alpinista moderno, pero en realidad era una momia humana natural, la más antigua de Europa encontrada hasta ahora, que ha ofrecido una visión sin precedentes de los europeos del Calcolítico (Edad de Cobre). De acuerdo con las estimaciones actuales, Ötzi medía aproximadamente 159 cm de altura, tenía 46 años y había pesado unos 50 kg. Tenía artritis, caries y la enfermedad de Lyme.

Ahora, un equipo internacional de científicos, liderado por la Academia Europea de Bozen/Bolzano (Italia), ha descubierto la bacteria Helicobacter pylori en los contenidos de estómago de Ötzi. El grupo de investigadores ha reconstruido el genoma de esta bacteria de 5.300 años de antigüedad y ha comprobado que, al contrario de lo que suponían, no se trata de la misma cepa que se encuentra hoy en los europeos. La bacteria encontrada pertenece a una cepa que en la actualidad se observa principalmente en el sur y el centro de Asia.

Según los investigadores, originalmente habrían existido dos tipos de cepas de la bacteria, una africana y otra asiática, que en algún momento se habrían recombinado en la versión europea actual.

Reconstrucción de dinosaurios durante su actividad de exhibición sexual. / Ilustración de Lida Xing y Yujiang Han
Los dinosaurios realizaban juegos previos al sexo. Foto: Lida Xing y Yujiang Han

Los dinosaurios tenían conductas de apareamiento similares a las aves modernas. Así lo prueban los raspones descubiertos en rocas de hace 100 millones de años en Colorado (EE UU) por el equipo del paleontólogo Martin Lockley. Es la primera evidencia física de ceremonias de cortejo entre estos reptiles.

Un Spinosaurus se alimentan de peces en el Sureste de Marruecos hace unos 100 millones de años / Ilustración de Sergey Krasovskiy
El dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano. Foto: Sergey Krasovskiy

El Spinosaurus, el dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta el momento, tenía un hocico largo y estrecho parecido al de los crocodilos actuales. Los huesos superiores fosilizados de su mandíbula, hallados en Marruecos y estudiados por investigadores de la Universidad Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), demuestran que estos reptiles –que se alimentaban principalmente de peces– ampliaron lateralmente su boca para tragar a sus presas como los pelícanos.

 Lúgano
Las pequeñas aves también prefieren viajar con amigos. Foto: EOL

Hasta ahora los científicos habían observado que algunas grandes aves mostraban un carácter social entre individuos. Pero un nuevo estudio demuestra que esta peculiaridad también se confirma en aves más pequeñas como los lúganos, que son capaces de establecer vínculos durante varios años y desplazarse juntos a grandes distancias. Esta familiaridad podría favorecer la reproducción y facilitar los procesos de adaptación local.

Trioceros hoehnelii lanza su lengua./ Christopher Anderson

Los camaleones son conocidos por su habilidad de cambiar de color para adaptarse al medio que les rodea y también por expulsar su lengua a gran velocidad para capturar a sus presas. Hasta ahora, esta última capacidad había sido subestimada, ya que los miembros más pequeños de esta familia no habían sido analizados.

Según un nuevo estudio, liderado por la Universidad de Brown (EE UU), son precisamente los camaleones más diminutos los que pueden lanzar su lengua más lejos y a una mayor velocidad. Tanto es así que la aceleración y la fuerza que producen por kilogramo es mayor que la de cualquier reptil, pájaro o mamífero, y la segunda más potente comparado con los invertebrados (solo por detrás de una salamandra). El investigador Christopher Anderson, autor principal del estudio, explica que la razón evolutiva que justifica que los más pequeños estén proporcionalmente mejor preparados para la alimentación es que necesitan consumir más energía por peso corporal para sobrevivir, por lo que deben ser especialmente eficaces en la captura de presas.

Tiburón leopardo (Triakis semifasciata) seguido durante el estudio. / Kyle McBurnie
Los tiburones leopardo navegan con la nariz. Foto: Kyle McBurnie

Poco se sabe sobre cómo los tiburones son capaces de trazar caminos rectos entre lugares distantes en el océano. Un nuevo estudio de investigadores estadounidenses apunta que el olfato puede contribuir a la navegación de los escualos, probablemente por su capacidad para detectar cambios químicos en el agua.

Esta semana conocíamos la inclusión de cuatro nuevos elementos en la tabla periódica y descubríamos que Ötzi, el hombre que vino del hielo, ya tenía la bacteria Helicobacter pylori en su estómago.

Además, se ha publicado un estudio con la primera evidencia de cortejo entre dinosaurios y hemos conocido que el dinosaurio carnívoro gigante ‘Spinosaurus’ se alimentaba como un pelícano.

La fauna animal nos ha dejado varios titulares: los tiburones leopardo navegan con la nariz, los camaleones más pequeños tienen las lenguas más potentes y las aves pequeñas prefieren viajar con amigos.

Fuente: SINC
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