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Y se hizo la luz (sincrotrón)

Se cumplen cinco años de la inauguración del Sincrotrón ALBA. / Sinc
Se cumplen cinco años de la inauguración del Sincrotrón ALBA. / Sinc

El 22 de marzo de 2010 era inaugurada la mayor instalación de ciencia jamás construida en España (y la más importante del sur de Europa). Visto desde el cielo, el edificio del Sincrotón ALBA de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) parece una caracola semienterrada. Su silueta plateada es inconfundible. Aunque en Europa hay casi 20 centros como este, es el más importante del área mediterránea.

Un sincrotrón es un acelerador de partículas subatómicas, en concreto de electrones que, al circular a velocidades muy próximas a la de la luz y colisionar, permiten observar estructuras y fenómenos microscópicos con una precisión excepcional. Según su geometría un puede ser lineal, o circular como el de Barcelona.

ALBA es el primer acelerador de alta energía construido en España, y es una fuente de tercera generación. Esto implica que utiliza sofisticados sistemas magnéticos, denominados dispositivos de inserción, que suministran luz a medida con una calidad o brillo de primer orden.

La instalación acelera electrones, que son conservados en un anillo de almacenaje de 270 metros de perímetro y optimizados para producir radiación electromagnética de un continuo de longitudes de onda, que van desde el infrarrojo hasta los rayos X. Esta radiación se utiliza para diversas investigaciones; en el ámbito de la industria sirve para fabricar objetos muy pequeños, diseñar fármacos o desarrollar nuevos materiales. En física se puede determinar la estructura atómica de fluidos y sólidos. En química, para analizar y mejorar la eficiencia de las reacciones. Y en medicina, para aplicaciones en imagen médica y en radioterapias.

La instalación genera cerca de 5.000 horas de luz de sincrotón al año, una cantidad que todavía no basta para cubrir la gran demanda. La mayoría de estas horas son aprovechadas por investigadores de instituciones públicas, cuyos proyectos han sido seleccionados por un comité científico. Para las empresas hay una tarifa de casi 500 euros por hora y línea experimental.

Pero si te interesa conocer el interior de esta gran instalación no es necesario organizar algún experimento, pagar o esperar a ser seleccionado. ALBA acoge visitas gratuitas todo el año.

Fuente: SINC
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