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El estudio se publica en ‘Origins of life and evolution of biospheres’

Charles Darwin sí tuvo una idea avanzada sobre el origen de la vida

Cuando Charles Darwin publicó El origen de las especies hace 150 años evitó explícitamente discutir sobre el origen de la vida. Este hecho, añadido a la mención al “Creador” en el último párrafo del libro, hizo creer que no quiso pronunciarse sobre el tema. Un equipo internacional liderado por Juli Peretó del Instituto Cavanilles de Valencia desmiente ahora esta creencia y demuestra que el naturalista británico sí explicó en otros documentos cómo pudieron emerger los primeros antepasados.

Charles Darwin sí tenía una teoría sobre el origen de la vida. / Armin Cifuentes

“Todos los seres orgánicos que han vivido en la Tierra podrían ser descendientes de alguna forma primordial”, explicaba Darwin en El origen de las especies en 1859. A pesar de esta declaración, el científico se impuso la tarea de entender los procesos evolutivos que subyacen de la diversidad biológica.

“Darwin estaba convencido de la importancia capital de esta cuestión para su teoría y tenía una visión materialista y evolutiva tremendamente moderna sobre la transición de la materia química inerte a la materia viva, a pesar de estar muy al corriente de los experimentos de Pasteur en contra de la generación espontánea”, explica a SINC Juli Peretó, autor principal de este estudio e investigador en el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universidad de Valencia.

El estudio, que se publica en el último número de la revista Origins of life and evolution of biospheres, demuestra que Darwin tuvo una idea avanzada del origen de las primeras especies, y una preocupación por el problema. “Es rotundamente falso pensar que invocaba una intervención divina; también está perfectamente documentado que la mención al 'Creador' en El origen de las especies fue un añadido de cara a la galería que luego lamentó haber hecho”, manifiesta Peretó.

Según los investigadores, todas las opiniones de Darwin sobre el origen de la vida se encuentran en su correspondencia privada y en sus cuadernos de notas. La excepción, una reseña de un libro sobre microorganismos foraminíferos publicado en 1863 en el club social londinense Athenaeum donde Darwin “deja caer su opinión sobre la generación espontánea”.

El equipo internacional, formado por científicos españoles, estadounidenses y mexicanos, no sólo ha examinado en detalle las frases, textos y párrafos de las cartas, sino que ha puesto en contexto todas las opiniones darwinianas sobre el origen de la vida, localizables on line y en los manuscritos originales.

La hipótesis del origen de la vida

Una anotación en un cuaderno de 1837, en la que Darwin explica que “la íntima relación de los fenómenos vitales con la química y sus leyes hace que la generación espontánea no sea imposible”, puso sobre la pista a los investigadores.

En otra famosa carta enviada en 1871 a su amigo el botánico y explorador inglés Joseph D. Hooker, Charles Darwin imagina una pequeña charca caliente donde la materia inerte se organizaría en materia en evolución, con la ayuda de los componentes químicos y fuentes de energía adecuados.

En otras cartas, el naturalista reconoció a colegas como Alfred Russel Wallace o Ernst Haeckel, que la generación espontánea era importante para la coherencia de la teoría. Sin embargo, “al mismo tiempo, admitía que la ciencia no estaba madura para abordar la cuestión (de ahí su resistencia a hablar de esto en público) y que él no viviría bastante para poder verla resuelta”, apunta Peretó.

Referencia:

Pereto, Juli; Bada, Jeffrey L.; Lazcano, Antonio. “Charles Darwin and the Origin of Life” Origins of life and evolution of biospheres 39(5): 395-406 octubre de 2009.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

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