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Las abejas desaparecen por un virus parásito que no se replica a sí mismo

Los científicos han descubierto que, en la transmisión de un virus común, motivo por el que miles de millones de abejas han desaparecido recientemente, el propio virus no se replica en el ácaro parasito. El virus de las alas deformadas (DWV) se transmite de la abeja adulta a su prole, pero, según los investigadores, no se sabe bien todavía cómo el parásito destructor, denominado Varroa, se transmite a las abejas.

Foto: Autan.
Foto: Autan.

Los investigadores del centro Rothamsted Research y de la Universidad de Nottingham explican que el virus no se replica en el ácaro, lo que sugiere un medio alternativo de transmisión. La investigación, que se publica en el último número del Journal of General Virology tuvo como principal eje el averiguar cómo se transmite el virus.

"Los experimentos y las observaciones de campo han demostrado que Verroa es capaz de transmitir diferentes virus de las abejas melíferas no relacionados entre sí, como el virus de la parálisis aguda de las abejas y el virus de la abeja de Cachemira", señala Teresa Santillán-Galicia, investigadora del centro Rothamsted Research. "Pero todavía no sabemos exactamente cómo se transmiten estos virus desde el ácaro hasta la abeja", añade.

Los investigadores utilizaron un procedimiento llamado inmunohistoquímica que implica el uso de anticuerpos que se unen a proteínas de superficie específicas, lo que permite localizar a las partículas víricas. No había evidencia de la replicación del virus dentro de las células del ácaro; el virus sólo se encontraba en el lumen del intestino, lo que sugiere que había sido sencillamente ingerido.

"La presencia del virus de las alas deformadas en grandes cantidades en las heces del ácaro sugiere que es adquirido cuando se alimenta de una abeja infectada", señala el Santillán-Galicia.

Alternativas al modo de transmisión del virus

La transmisión del virus podría ser posible durante la alimentación del ácaro, al entrar sus piezas bucales en contacto con el virus. Pero esta posibilidad sigue siendo improbable ya que los ácaros Varroa no pueden regurgitar el contenido intestinal, ya que poseen una membrana en el esófago que actúa a modo de válvula de no retorno. Desgraciadamente, no se conoce suficientemente la anatomía del ácaro ni su mecanismo de alimentación para sugerir otras vías de transmisión.

"Es probable que la cantidad de virus adquirido por el ácaro juegue un papel importante en la interacción entre el virus de las alas deformadas y el ácaro Varroa", destaca la investigadora. "Un conocimiento a fondo de la interacción entre el virus de las alas deformadas y el ácaro Varroa proporcionará información básica para el futuro desarrollo de estrategias de control más sostenibles contra el ácaro y contra el virus. Nuestro trabajo ofrece elementos que permiten ahondar en este conocimiento, pero es necesario seguir investigando en este campo", explica.

El virus de las alas deformadas

El virus de las alas deformadas se ha asociado a la desaparición de las colonias de abejas melíferas en Gran Bretaña. En los últimos años, la prevalencia del virus ha aumentado globalmente en colonias infestadas con Varroa. Está generalmente aceptado que el virus se replica en el ácaro y que después se transmite a las abejas cuando las pica.

Fuente: Society for General Microbiology
Derechos: Creative Commons
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