Aura Elena Bernal de Rojas- Directora Ejecutiva Fundación Síndrome de Down del Huila

Totalmente de acuerdo con éste artículo. La inclusión educativa se volvió una falacia, un discurso que nada tiene que ver con la realidad de lo que acontece en las instituciones educativas. El gobierno Colombiano expidió las normas, el derecho a la inclusión en la educación en la Ley 1618 de 2013, y en el Decreto 1421 de 2017, habla de un diseño universal de aprendizaje (DUA) con diversas estrategias de enseñanza (nadie explica cuales son), y un programa individual de ajustes razonables (PIAR), que no se sabe como hacer o como implementar. Los docentes declaran en forma unánime que no están preparados, que no disponen de ambientes de aprendizaje, ni materiales adecuados ya que hay carencia generalizada de recursos en las instituciones educativas y que no hay profesionales de apoyo que colaboren con los docentes y que estén vinculados a las instituciones. Estos llegan mediante contratos y licitaciones públicas, contratados para periodos cortos de cinco meses al año y por tiempos parciales, por si acaso llegan. Mientras tanto, vemos a los chicos en particular con discapacidad cognitiva, repitiendo una y otra vez los años sin que aprendan siquiera a leer y escribir, finalmente por decisión de los padres cansados de tantos esfuerzos, sin resultados y por recomendación de los docentes, los retiran. Frecuentemente, las instituciones educativas recomiendan el retiro, argumentando la extra edad, 12 años para primaria, 18 para secundaria, y .... entonces recomiendan el programa sabatino de aceleración del aprendizaje para adultos, con menos atención, menos dedicación, por tanto con peores resultados. Como consecuencia, los chicos sin acceso a la educación, se les quitan sus derechos, su oportunidad para una vida digna, quedan guardados en sus hogares, sin preparación para la vida adulta y totalmente dependientes de sus familias. Es la realidad que veo todos los días en la Fundación Síndrome de Down del Huila- Neiva.