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Un accidente acaba con la vida del genio matemático

Adiós a la ‘mente maravillosa’ de John Nash

Un accidente de taxi ha provocado la muerte de John Nash, uno de los grandes matemáticos del siglo XX, experto en ecuaciones en derivadas parciales y teoría de juegos, por lo que obtuvo el Premio Nobel de Economía. Su vida, marcada por una grave esquizofrenia, inspiró la famosa película Una mente maravillosa.

El matemático John Nash / Wikipedia

Este sábado, a las cuatro de la tarde en Nueva Jersey (EE UU), John Nash regresaba junto a su esposa de recoger la medalla Abel en Noruega. En el trayecto de vuelta del aeropuerto, el conductor del taxi en el que viajaban intentó efectuar un adelantamiento con tan mala suerte que perdió el control del vehículo y golpeó el guardarraíl y a otro coche.

Según la versión policial, ni el matemático ni su mujer llevaban puesto el cinturón de seguridad, por lo que salieron despedidos y ambos fallecieron. De esta forma tan repentina moría a los 86 años una de las mejores mentes matemáticas del siglo XX.

"John Nash escribió sus trabajos sobre juegos no cooperativos a principios de los años 50, poco antes de cumplir los 30 años, en plena efervescencia creativa", destaca el director del Instituto de Ciencias Matemáticas (CSIC-UAM-UC3M-UCM), Manuel de León.

En aquellos trabajos postuló el conocido como 'equilibrio de Nash'. Este concepto sirve para resolver juegos de dos o más jugadores, en el que cada uno adopta la mejor estrategia para su interés particular y conoce las estrategias de los demás. Ante estas situaciones, Nash explicó que cada participante adoptaba la mejor estrategia para cada uno de ellos individualmente, pero teniendo en cuenta que los demás optarán también por preservar su interés particular.

El equilibrio de Nash explica que cada participante adopta la mejor decisión para sus intereses considerando las estrategias de los demás

Este equilibrio, que desarrolló en su tesis doctoral, aparece en la película Una mente maravillosa aplicado a la seducción de un grupo de jóvenes universitarias. Pero además de para ligar, sirve para resolver el conocido 'dilema del prisionero' o plantear conceptos económicos como la 'tragedia de los comunes', sobre la contradicción entre los intereses de los individuos y la existencia de bienes comunes o públicos. Gracias a esta contribución, Nash fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1994.

Derivadas parciales aplicadas a la geometría

Manuel de León también subraya “su trabajo en las aplicaciones de las ecuaciones en derivadas parciales a problemas geométricos”. Sus hallazgos, aplicados al análisis de objetos geométricos abstractos, han tenido gran repercusión en ámbitos como la química, la física cuántica, la biología de sistemas o las finanzas.

Gracias a estas teorías ha obtenido el Premio Abel en 2015 y, pese a que no fue reconocido con el Premio Nobel, algunos matemáticos aseguran que es una contribución más valiosa que sus aportaciones a la teoría de juegos.

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Su trabajo sobre las ecuaciones derivadas parciales le valió la concesión del Premio Abel en 2015

Una 'mente maravillosa'

“En matemáticas ocurre con cierta frecuencia que el período de juventud es el más prolífico en ideas, sobre todo cuando se junta una mente genial como la de Nash con un ambiente tan especial como el de Princeton en los años cincuenta”, explica de León sobre los éxitos precoces del joven Nash.

Y es que sus principales contribuciones se produjeron antes de los 29 años, cuando se le diagnosticó una esquizofrenia. Sufría alucinaciones que le hacían creer que era perseguido por agentes comunistas infiltrados y tuvo que ser hospitalizado varias veces en diversos centros psiquiátricos.

Su carrera se vio interrumpida por una esquizofrenia que le provocaba alucinaciones en las que se creía perseguido por comunistas

Durante casi 30 años Nash estuvo desaparecido para el mundo académico. Buena parte de los que estudiaban sus teorías pensaban que estaba muerto y los estudiantes de Princeton lo conocían como un individuo de aspecto extravagante que vagaba por los pasillos de la universidad.

Gracias al apoyo de su esposa, la enfermedad empezó a remitir en la década de los 80, gracias a lo cual el comité del Nobel se decidió a concederle el galardón en 1994. Cuatro años más tarde, la escritora Sylvia Nasar relató su vida en la biografía Una mente maravillosa.

Este mismo título mantuvo la película de 2001, dirigida por Ron Howard y en la que Russell Crowe encarnó a Nash. El éxito de la cinta –ganadora de 4 Oscars– permitió al público conocer una vida particular y extraordinaria, que este domingo llegó a su fin por culpa de un aciago accidente de tráfico.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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