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Desarrollan un método para reducir las emisiones de CO2 de cada país a partir de las individuales

Unos meses antes de la cumbre del clima que se celebra en Copenhague (Dinamarca) a finales de año, científicos de la Universidad de Princeton (EE UU) han desarrollado una nueva forma de dividir la responsabilidad de las emisiones de carbono entre los países. El método, que se publica esta semana on line en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se centra en identificar a los individuos más contaminadores del mundo para calcular la responsabilidad que cada país en la reducción de CO2.

Los científicos proponen un límite que las personas no deben exceder (línea verde). Si se cuentan las emisiones de los individuos que pueden sobrepasar el límite (flechas rojas), el método proporciona una reducción de emisiones para cada país (flechas azules). Gráfico: Universidad de Princeton.

Según los científicos estadounidenses que han creado el nuevo método, el planteamiento es tan justo que tienen la esperanza de conseguir el apoyo de los países desarrollados y de las naciones en desarrollo, cuyos líderes han estado enfrentados desde hace años por las desigualdades que existían en anteriores propuestas.

El método, que se publica on line en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) utiliza un nuevo principio de justicia sobre la base de las “responsabilidades comunes pero diferenciadas” de los individuos, en lugar de las naciones. Así, el artículo propone hacer frente a la actual situación de estancamiento en esta materia entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo.

“Nuestra propuesta va más allá de consideraciones per cápita para identificar a las personas que emiten más cantidad de CO2 en el mundo, con presencia en todos los países”, han explicado los autores Stephen Pacala, Frederick D. Petrie, profesor de Ecología y Biología Evolutiva, y Robert Socolow, profesor de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial.

En el documental sobre cambio climático, presentado por Al Gore en 2006, aparecía ya el concepto de ‘cuñas de estabilización’ de Socolow y Pacala, una estrategia que ha propuesto formas concretas de evitar el aumento de emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en las próximas cinco décadas. El concepto ha proporcionado a la comunidad que decide sobre el cambio climático un marco común para debatir el modo de reducir las emisiones, y permite además una comparación de las diferentes estrategias de reducción del carbono.

El físico Shoibal Chakravarty, y el economista Massimo Tavoni , son los autores principales del estudio e investigadores en el Instituto del Medio Ambiente de Princeton, centro interdisciplinario de investigación sobre medio ambiente, educación y divulgación de esta universidad. “El grupo trabajó en conjunto para formular un nuevo enfoque para un viejo y difícil problema”, ha apuntado Pacala, también director del instituto.

Emisiones individualizadas

Según los autores, la propuesta de utilizar las emisiones individuales es la mejor y más justa manera de calcular la responsabilidad que cada país tiene de frenar su producción de dióxido de carbono. La metodología no implicaría que los individuos fueran a ser señalados, sino que estos cálculos formarían la base de una fórmula más equitativa. Los científicos explican que algunas de las estrategias actuales, que utilizan el promedio de uso de energía en un país, son rechazadas como injustas por una amplia mayoría porque estas iniciativas enmascaran las emisiones de los países ricos, los más contaminantes.

“La mayoría de las emisiones proceden de los ciudadanos ricos del planeta de manera desproporcionada, independientemente de su nacionalidad”, ha subrayado Chakravarty, para señalar a continuación que muchas emisiones proceden de estilos de vida que implican vuelos en avión, uso del coche, de la calefacción, y la refrigeración de los hogares. “Estimamos que en 2008, la mitad de las emisiones mundiales procedían de tan sólo unos 700 millones de personas”, ha declarado Chakravarty.

En el nuevo plan, los objetivos de reducción de emisiones de cada país se calculan a partir de una serie de pasos. Los investigadores tuvieron en cuenta la fuerte correlación entre los ingresos y las emisiones para estimar las emisiones de los individuos en cada uno de los países. Además combinaron estos factores para ver cómo se distribuyen las emisiones a nivel mundial.

Para el 2030, los investigadores estimaron en primer lugar las emisiones individuales y, a continuación, la totalidad de emisiones globales en ese horizonte cercano sobre la base de las proyecciones de ingresos, la población y el uso de la energía. Imaginaron a los dirigentes del mundo decidiendo ahora que la totalidad de emisiones mundiales que se predicen para el 2030 son peligrosamente altas, eligiendo un objetivo global más bajo y buscando un proceso por el cual la labor de lograr esta nueva meta mundial podría repartirse entre todos los países del mundo.

La propuesta “proporciona un importante punto de partida para romper el estancamiento actual sobre las responsabilidades de reducción respectivas de los países desarrollados y los países en desarrollo”, ha manifestado Robyn Eckersley, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Melbourne (Australia), especializado en política ambiental y teoría política.

Los investigadores creen en la utilidad de su nuevo marco, ya que establece un nivel máximo uniforme sobre las emisiones que los individuos no deben sobrepasar. Para reducir las emisiones de CO2 antes de 2030, por ejemplo, cada persona no debería superar la emisión de 11 toneladas de dióxido de carbono al año, según el cálculo de los científicos. Si se cuentan las emisiones de todas las personas que puedan exceder ese nivel, los dirigentes del mundo podrían indicar la reducción de emisiones para cada país. Para este ejemplo concreto, habrá cerca de 1.000 millones de “grandes emisores” en 2030, de los 8.100 millones de personas que poblarán la Tierra.

En la actualidad, el promedio mundial de toneladas de dióxido de carbono emitido al año por persona es de unas cinco. Cada europeo produce alrededor de 10 toneladas al año, mientras que cada norteamericano produce el doble de esta cantidad.

“Estas cifras refuerzan nuestra convicción de que los países industrializados tendrán que asumir el liderazgo en la reducción de sus emisiones, pero que la lucha para prevenir el peligroso cambio climático sólo puede ganarse si todos los países actúan juntos”, ha revelado Ottmar Edenhofer, presidente de Economía del Cambio Climático en la Universidad Técnica de Berlín (Alemania) y copresidente del Grupo de Trabajo III del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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