Suscríbete al boletín semanal

Recibe cada semana los contenidos más relevantes de la actualidad científica.

Agencia Sinc
Si estás registrado

No podrás conectarte si excedes diez intentos fallidos.

Si todavía no estás registrado

La Agencia SINC ofrece servicios diferentes dependiendo de tu perfil.

Selecciona el tuyo:

Periodistas Instituciones

La descomposición de las ballenas da pistas sobre cómo aprovechar huesos

Los invertebrados carroñeros que comen huesos de ballenas muertas llevan microorganismos simbióticos que también colaboran en su descomposición. Ahora investigadores del CSIC van a estudiar el genoma y las enzimas de estos microorganismos para tratar de revalorizar los residuos generados en las industrias cárnica y avícola.

Representación del esqueleto de una ballena invadido por microorganismos. / Lucas Melcón-Comunicación CSIC

“Cuando una ballena muere y cae al fondo del mar, muchos organismos se alimentan de ella. Primero, aparecen animales marinos que se comen su carne. Luego, cuando solo quedan los huesos, aparecen otros organismos que, por un lado, muerden el hueso y lo descomponen y, por otro, liberan microorganismos que se comen el hueso desde dentro”, explica Manuel Ferrer, investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica.

Microorganismos simbióticos asociados a invertebrados carroñeros son capaces de descomponer los duros huesos de las ballenas

“Y sabemos que en el fondo del océano, donde la temperatura es de tan solo 4ºC, estos microorganismos simbióticos asociados a invertebrados carroñeros son capaces de descomponer los huesos de las ballenas, a pesar de ser muy resistentes –añade el experto–; y lo hacen en muy poco tiempo”.

Ahora, Ferrer y otros científicos se han embarcado en un proyecto para conocer el microbioma de estos organismos y con ello explotar su gran potencial biotecnológico. Para ello van a utilizar tecnologías genómicas y de biología sintética para identificar, estudiar y producir las enzimas hidrolíticas que descomponen esos huesos de forma natural.

El siguiente paso será obtenerlas en el laboratorio y comercializarlas para revalorizar los residuos generados en la industria cárnica y avícola. Así, se centrarán en descubrir las enzimas con actividad degradadora de hueso y acelerar la transición desde su descubrimiento hasta su aplicación final.

Fotos de organismos y microorganismos que comen huesos. / Lucas Melcón-Comunicación CSIC

“En la actualidad hay un gran interés en desarrollar nuevas cadenas de valor comercial a partir de los residuos del deshuesado en la industria cárnica y avícola. La hidrólisis enzimática es, en este caso, un proceso de refinado muy atractivo para conseguir nuevos productos con potencial de mercado; como proteínas y aminoácidos. Sin embargo, su desarrollo está limitado por la falta de enzimas comerciales capaces de acceder a los componentes recalcitrantes del tejido óseo”, continúa Ferrer.

La identificación de esas enzimas es clave ya que se estima que, debido a un aumento de la población en los próximos 30 años, la principal fuente de proteínas del futuro procederá de la industria cárnica y avícola. Según los datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el consumo de carne de vaca, de pollo y de cerdo se incrementará de aquí al año 2050 en un 62%, 104% y 38%, respectivamente.

Revalorizar residuos cárnicos

“Esto conllevará un aumento masivo de residuos, que hay que revalorizar. Además, el crecimiento del mercado cárnico exige revalorizar los residuos como fuente de proteínas en el futuro, para disminuir el consumo de carne en una población cada vez más creciente y con sed de proteínas”, explica Ferrer.

El equipo europeo, integrado por científicos de España, Noruega, Alemania y Rumanía, cuenta con una financiación de cerca de un millón de euros para el proyecto ProBone, que se desarrollará hasta el año 2020. Este consorcio internacional está formado por científicos con experiencia en disciplinas complementarias de la biología marina, la microbiología, la bioinformática y la bioquímica.

El grupo noruego será el coordinador y encargado de recoger las muestras y acceder así a los microorganismos simbióticos de invertebrados carroñeros que se desarrollan en los huesos de ballenas en la bahía noruega de Bergen. La diversidad de estos microorganismos será objeto de estudio de los grupos de Rumania, Alemania y Noruega.

Por su parte, los investigadores del CSIC se centrará en estudiar el genoma y las enzimas que estos microrganismos contienen. Para este trabajo, el equipo cuenta con financiación del antiguo Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, dentro del programa ERA-MarineBiotech.

Fuente: CSIC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados