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Los procesos para elegir cargos políticos ejecutivos están sesgados por el género

Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra ha analizado los factores que infuyen en la infrarrepresentación de las mujeres en los cargos políticos ejecutivos. La investigación pone de relieve que este desequilibrio no se deriva de cualidades tangibles como el mérito. Además, indica que cuando ellas compiten por el liderazgo de su partido tienen que vencer a sus rivales masculinos por un amplio margen de votos, es decir, deben ser líderes indiscutibles. En diciembre de 2017 solo había trece mujeres al frente de su país.

Theresa May es de las pocas mujeres que han llegado a la primera linea política en Europa Occidental. / UPF

Aunque la sobrerrepresentación de los hombres en la política es un fenómeno mundial, el ejecutivo es la rama más masculinizada. Han sido muy pocas las mujeres presidentas y primeras ministras, un número que se ha estancado desde 1990 en unas veinte mujeres líderes nacionales por año. Un estudio de investigadores del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la de la Universidad Pompeu Fabra indica que el número de mujeres que ocupan cargos políticos ejecutivos se ha estancado desde 1990 en unas veinte mujeres líderes nacionales por año.

La presencia de mujeres en estos cargos incluso ha retrocedido. En diciembre de 2017 solo había trece mujeres al frente de su país

El trabajo, publicado en European Journal of Political Research, advierte además que, en los últimos años, la presencia de mujeres en estos cargos incluso ha retrocedido y que en diciembre de 2017 solo había trece mujeres al frente de su país.

Los autores del trabajo ofrecen nuevas hipótesis y datos empíricos sobre el género de la política de los máximos cargos ejecutivos, incluyendo tanto la fase de selección como la de reelección como candidato o candidata, y concluyen que, en todos estos procesos, las reglas del juego están fuertemente sesgadas al género.

Debido al bajo número de mujeres líderes nacionales y teniendo en cuenta que haber ocupado la presidencia de una región suele ser un trampolín para alcanzar la presidencia nacional en el caso de los hombres, este artículo se centra en las personas que han competido por la presidencia de varias regiones de Europa Occidental en el período 1990 a 2016. Y lo hace a partir de dos bases de datos originales con candidatos y líderes regionales de partido de cuatro países diferentes: Austria (nueve regiones), Alemania (16 regiones), España (17 regiones) y el Reino Unido (tres regiones).

"Los resultados empíricos indican que no podemos suponer que las características individuales, así como los factores organizativos e institucionales, operen de la misma manera para los políticos que para las políticas. De hecho, la pregunta de por qué hay tan pocas mujeres debe ir acompañada de la pregunta de por qué hay tantos hombres, la otra cara de la moneda", afirma Tània Verge, una de las autoras.

Ventajas para los candidatos masculinos

El estudio indica que, en cuanto a los factores individuales que afectan a la selección, la sobrerrepresentación de los hombres no se deriva de cualidades tangibles como el mérito. De hecho, las candidatas tienen más experiencia política en cargos públicos que los hombres, especialmente a escala nacional. Además, cabe destacar que en el trampolín natural para obtener la candidatura, presidir el partido a nivel regional es mucho más ventajoso para los candidatos masculinos.

El hecho de que tener hijos sólo tenga un impacto negativo en la selección de las candidatas habla de las dinámicas organizativas sesgadas

Para poder compensar esta desventaja, las mujeres tienen que haber vencido a sus rivales en la competición por el liderazgo del partido por un amplio margen de votos, es decir, deben ser líderes indiscutibles. Por otra parte, "el hecho de que tener hijos sólo tenga un impacto negativo en la selección de las mujeres candidatas habla de las dinámicas organizativas sesgadas en favor de los hombres y poco facilitadoras de la conciliación con la vida familiar que aún predomina en las instituciones políticas y que sostienen al hombre político como la 'norma'", apunta Tània Verge.

En cuanto a los factores organizativos, la ideología del partido y el método de selección no afectan a la elección de candidatos hombres o mujeres. En cambio, resulta determinante la cultura igualitaria del partido. En este sentido, los partidos con estructuras orgánicas y grupos parlamentarios más feminizados eligen con más frecuencia mujeres candidatas a primera ministra, según el estudio.

Diferentes oportunidades según el género de los individuos

Si nos situamos en el nivel institucional, la presencia de las mujeres como diputadas exprimeras ministras tiene un impacto positivo similar. El contexto político también establece diferentes oportunidades según el género de los individuos: "Las candidatas son más a menudo seleccionadas cuando hay menos en juego para los partidos políticos, pero es menos probable que sean reelegidas cuando experimentan una pérdida de votos, lo que resulta inevitable en contextos de baja popularidad de su partido", explica Verge.

Además, los factores que normalmente protegen los candidatos hombres que buscan la reelección, como ser el primer ministro saliente o el líder del partido, no operan como salvaguarda en el caso de las mujeres candidatas. Estos recursos políticos son más valorados en los hombres, y se exige a las mujeres una experiencia política más dilatada para obtener la reelección como candidatas.

"Los resultados del estudio indican que el uso del sexo como variable de control no es suficiente. Hay que incluir el género como variable analítica en los estudios de reclutamiento político. No hacerlo puede conllevar errores importantes en el análisis de la política y a descuidar las explicaciones de las desigualdades y de los efectos sobre la distribución del poder en las organizaciones y las instituciones", concluye la investigadora de la UPF.

Referencia bibliográfica:

T. Verge, J. Astudillo. "The gender politics of executive candidate selection and reselection". European Journal of Political Research (octubre 2018).

Fuente: UPF
Derechos: Creative Commons
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