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Más de 17.000 especies marinas viven en las profundidades del océano

Más de 344 científicos de 34 países diferentes englobados en el llamado Censo de la Vida Marina han inventariado hasta ahora cerca de 17.650 especies de las profundidades marinas que viven a unos 5.000 metros de profundidad y que nunca han visto la luz del sol. Así lo confirman hoy, después de diez años de investigaciones. El informe final del censo se presentará en octubre de 2010 en Londres (Reino Unido).

Copépodo encontrado en el abismo Atlántico. Foto: Bünzow Corgosinho / Censo de la Vida Marina.

Gracias a cámaras sumergibles, sónares y otras tecnologías de vanguardia, un equipo de 344 investigadores ha podido inventariar 17.650 especies que prosperan en la oscuridad acuática y conforman una colección muy diversa de especies desde cangrejos hasta camarones y lombrices.

La mayoría de estas especies se han adaptado a una dieta basada en mínimas porciones que sustraen de capas donde llega la radiación solar, otros a dietas de bacterias que transforman en ácidos grasos, sulfuro y metano, de restos de huesos de ballenas muertas y otros alimentos.

“Como era de esperar, el número de registros de la base de datos disminuye drásticamente a mayores profundidades, hecho constatado por la escasez de muestras a estos niveles”, declara Edward Vanden Berghe, director del Sistema de Información Biogeográfica del Océano (OBIS), e inventor del observatorio del Censo de la vida marina.

Más de 17.000 especies marinas viven en las profundidades del océano

El nuevo pulpo Dumbo (Grimpoteuthis), una de las nuevas especies halladas por los científicos.

Según Vanden Berghe, de las 17.650 especies registradas que viven a 200 metros de profundidad, sólo 5.722 sobreviven a 1.000 metros de profundidad, donde la oscuridad impide que se realice la fotosíntesis.

A la espera de un informe del Censo marino con los resultados obtenidos que se presentarán el 4 de octubre de 2010 en Londres (Reino Unido), los científicos hablan de unas claras pautas de abundancia, distribución y diversidad de la vida en la profundidad del mar.

Entre esta diversidad, destaca el hallazgo de nuevas especies, como Peniagone crozeti, un pepino de mar de color verde-amarillento y el más abundante en la zona de las Islas Crozet (Francia). De los más de 680 especimenes recogidos en por CeDAMar (DIVA 2) al sureste del Atlántico, únicamente siete han sido identificados, es decir que el 99% de ellos fueron nuevos hallazgos para la ciencia. Además, entre cientos de especies de macrofauna (animales con un tamaño similar al de una lombriz) recolectadas de diferentes áreas, del 50% al 85% tampoco fueron reconocidas.

La biodiversidad de la fauna abisal

“La fauna abisal posee tal biodiversidad de especimenes desconocidas que encontrar una especie que no lo sea, es lo anormal. Además, describir por primera vez cada especie diferente que se halla en una muestra del tamaño de una taza de café es un gran reto”, comenta David Billete, experto del CeDAMar, e investigador en el Centro Nacional Oceanográfico del Reino Unido.

“La abundancia de vida se rige por el alimento disponible y que disminuye rápidamente a medida que aumenta la profundidad”, explica Robert S. Carney, investigador de la Universidad Estatal de Louisiana (EE UU), y director adjunto (junto a la francesa Myriam Sibuet) del proyecto del Censo COMARGE, que estudia la vida marina a lo largo de las fronteras continentales.

Además, “en los márgenes continentales se encuentran los límites de la abundancia de comida gracias a la fotosíntesis a la pobreza de la oscuridad. Es en esta transición donde se muestran los fenómenos de adaptación y estrategias de supervivencia de especies alucinantes”, añade Carney.

La abundancia de vida en las profundidades se produce cuando hay corrientes rápidas que incrementan las posibilidades de los animales de encontrar comida, cuando hay animales de vida larga, o poblaciones que crecen de manera rápida aún con dietas insuficientes, cuando hay abundancia de alimentos en capas situadas a menor profundidad o donde las especies de animales puedan migrar, o cuando la alternativa a la fotosíntesis por ingestión de alimentos es la producción quimiosintética.

“En el mar y zonas mesopelágicas, el mayor espacio tridimensional donde existe vida de este tipo, los animales deben sacar sus recursos frente a la escasez de alimentos o bien migrar largas distancias hacia la superficie para poder alimentarse”, señala el director del proyecto MAR-ECO Odd Aksel Bergstad, de la Universidad de Bergen (Noruega). “Hemos hallado una alta concentración de animales en la falla Atlántica-Media puesto que supone un oasis en medio del océano con relieve topográfico”, añade el científico.

En el suelo abisal, el fango contiene una biodiversidad que no es detectable con vídeos o fotografías, ya que la mayoría de los animales tienen un tamaño milimétrico y pasan desapercibidos entre los sedimentos. “Aunque el fango del fondo marino parece monótono y escaso en comida, en los márgenes continentales registra un máximo en biodiversidad.

Encontrar los escasos recursos

Para sobrevivir a esta profundidad, los animales deben encontrar y explotar los escasos o novedosos recursos y su gran diversidad en las profundidades demuestra su gran capacidad para adaptarse”, apunta Carney que asegura que algunos científicos asemejan la biodiversidad contenida en el fondo a un bosque tropical.

La recogida de muestras a estas profundidades se realiza con instrumentos de alta tecnología (vehículos de control remoto (ROV), vehículos sumergibles autónomos (AUV) y submarinos) o equipamientos tradicionales como redes y dragas que requieren de kilómetros de cableado para alcanzar el fondo marino.

Tras diex años de investigaciones, el Censo concluirá en octubre de 2010, cuando el proyecto se haya abordado en los cinco océanos a través de más de 210 expediciones. Estas expediciones incluyen el primer viaje MAR-ECO realizado entre octubre y noviembre de 2009, en el que se explora la falla Atlántica-Media al sur de Ecuador, fruto de una colaboración entre Rusia, Brasil, Sudáfrica y Uruguay.

Cinco de los 14 proyectos englobados en el censo sondean las capas oceánicas por debajo de la luz solar, cada uno de ellos dedicado a estudiar la vida en dominios en los que la profundidad aumenta progresivamente, desde los márgenes continentales (COMARGE: Ecosistemas de los Márgenes Continentales) hasta el límite del Atlántico-Medio (MAR-ECO: Proyecto del Ecosistema de la Franja del Atlántico-Medio), las montañas sumergidas en el fondo marino (CenSeam: Censo Global de la Vida Marina en los Montes Oceánicos), la vida del fango de las planicies oceánicas (CeDAMar: Censo de la Diversidad de Vida Marina en zonas Abisales) y los agujeros, componentes, restos de ballenas y ecosistemas mantenidos químicamente encontrados en los márgenes de las cotas medias oceánicas y en las zanjas oceánicas más profundas (ChEss: Biogeografía de los Sistemas Quimiosintéticos de Aguas Profundas).

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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