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Según publica on line la revista Nature Neuroscience:

Relacionan por primera vez la actividad cerebral con la pérdida de memoria a corto plazo

La principal conclusión es que la memoria a corto plazo no desaparece, sino que se mantiene pero pierde precisión con el tiempo. Los resultados del estudio son la base para intentar entender qué ocurre en enfermedades tan complejas como la esquizofrenia o la depresión.

Modelo Bumb Atractor. IDIBAPS

¿Qué ocurre en el cerebro entre el momento en que me dicen un número de teléfono y cuando alcanzo el móvil para marcarlo? ¿Cómo gestiona el cerebro ese intervalo de tiempo entre la información y el acto, ese apagón de información? Es como si lo almacenara en una pizarra temporalmente. Esta pregunta representa uno de los retos más importantes en el campo de las Neurociencias. Se cree que determina en gran medida nuestra capacidad cognitiva, es decir, cómo interactuamos con nuestro entorno, cómo retenemos información o cómo hacemos cálculos matemáticos. Es la memoria a corto plazo o memoria de trabajo. Las personas con una mayor capacidad de memoria de trabajo obtienen más puntuación en los tests de inteligencia, y por eso se sospecha que puede estar relacionada con la capacidad cognitiva de las personas. Hasta ahora se sabe que la corteza prefrontal del cerebro juega un papel importante, y que las personas que padecen patologías mentales como esquizofrenia, depresión o demencia la tienen alterada.

Un estudio internacional liderado por Albert Compte, investigador principal del grupo de Neurociencias de Sistemas del Institut August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, determina por primera vez que la memoria a corto plazo no se pierde durante el periodo de “apagón”, sino que las neuronas siguen representando la información aunque con cada vez menor exactitud según avanza el tiempo, llevando a una degradación en el tiempo de dicha memoria. Es decir, el cerebro mantiene información hasta cuando creemos que se pierde por observar respuestas inexactas. La revista científica Nature Neuroscience publica los resultados on line en un artículo cuyo primer firmante es Klaus Wimmer, también de IDIBAPS.

Para explicar cómo se pierde esta memoria, los investigadores utilizaron un modelo computacional llamado Bump Atractor, que permite simular en el ordenador el proceso de pérdida de información en la corteza prefrontal. Este modelo sugiere que las neuronas se mantienen activas según se va degradando la memoria. “La actividad se difunde en la red neuronal y al final el recuerdo es diferente, está distorsionado”, explica Albert Compte. “Se trata de una actividad móvil, no de una pérdida de actividad. Antes se pensaba que la memoria decaía, ahora sabemos que las neuronas mantienen su actividad pero pierden estabilidad”, explica.

El trabajo es una colaboración con la universidad de Minnesota y con la universidad de Wake Forest (Carolina del Norte), que proporcionaron datos obtenidos en dos monos realizando una tarea de memoria de trabajo. Este trabajo hace una relectura del registro de actividad de las neuronas de los monos, relacionándolo con la conducta del animal en ese momento. Esto ha permitido relacionar por primera vez la actividad neuronal en el cerebro con el proceso de pérdida de memoria de trabajo. Las conclusiones de este estudio mejoran el conocimiento del mecanismo de actividad de la memoria del trabajo, que ocurre en la corteza prefrontal, lo que podría ayudar a entender qué ocurre en las enfermedades mentales como la esquizofrenia donde la memoria a corto plazo está alterada.

En los años 70 un investigador catalán, Joaquim Fuster, descubrió por primera vez en monos entrenados para realizar tareas sencillas que las neuronas estaban activas durante ese período negro o apagón. Es decir, las neuronas tienen memoria. Estudios posteriores demostraron que esta memoria de trabajo pierde precisión durante el “apagón”. El presente estudio identifica la base neuronal de esta pérdida de precisión, y concluye que las neuronas mantienen información pero pierden exactitud en la representación.

Albert Compte explica que la memoria del trabajo es una memoria frágil -de hecho se puede relacionar con los lapsus o los despistes-, que se degrada en tan sólo 10 segundos. Para que nos hagamos una idea, las personas con un coeficiente intelectual más elevado son capaces de retener durante este tiempo unos 5 elementos.

Gracias a este estudio, sabemos que las neuronas tienen información de cómo se pierde la memoria, y descubre por primera vez que mantienen continuamente información, hasta cuando pierde tanta exactitud que aparentemente se pierde. La conclusión es que la memoria a corto plazo no desaparece en nuestro cerebro, sino que se degrada, se mantiene difundiendo en el tiempo.

¿Por qué es importante la memoria del trabajo o memoria a corto plazo?

La memoria del trabajo representa el sistema donde gestionamos la información a partir de la cual interactuamos con nuestro entorno, permitiéndonos tomar decisiones inmediatas o estructurar un discurso. Continuamente estamos haciendo uso de la memoria de trabajo para relacionar estímulos externos e internos con acciones futuras que dependen.

Las principales funciones de la memoria de trabajo son la retención de información, el refuerzo del aprendizaje, la comprensión del ambiente en un momento dado, la formulación de metas inmediatas y la resolución de problemas.

El IDIBAPS - Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer - es el centro de investigación biomédica promovido por el Hospital Clínic de Barcelona, ​​la Universidad de Barcelona, ​​el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Generalitat de Catalunya. Creado en 1996, el IDIBAPS asume el compromiso de impulsar la investigación traslacional, la innovación y el avance tecnológico en el campo de la biomedicina, a través de diferentes programas que giran en torno a enfermedades de alta prevalencia, morbilidad y mortalidad en nuestro país.

Fuente: IDIBAPS
Derechos: Creative Commons
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