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Salud radiactiva

Durante décadas se nos ha dicho que la exposición a la radiación es peligrosa. A altas dosis es mortal y la exposición crónica está asociada al desarrollo del cáncer. Pero, ¿es posible que una exposición controlada breve a una dosis baja de radiación fuera buena para nuestra salud? Según publica hoy la revista The International Journal of Low Radiation, del grupo editorial Interscience, el investigador estadounidense Don Luckey afirma que “quizás lo que nos tendría que recetar el médico es una dosis baja de radiación”.

También hay radiaciones bajas negativas para el oprganismo. Imagen: tecmedical.blogspot.com

Don Luckey, profesor emérito de la Universidad de Missouri (EE UU), ha sido durante los últimos años el experto en nutrición de las misiones lunares Apolo XI y XVII de la NASA, donde ha desarrollado el concepto de mejora de la salud a través de la exposición a bajas dosis de radiación.

"Cuando nos olvidamos de las creencias y consideramos sólo la evidencia de las exposiciones del cuerpo completo de mamíferos a radiaciones, es obvio que el aumento de la radiación ionizante es saludable", explica Luckey. Este profesor sugiere que, al igual que sucede con muchos elementos nutricionales como las vitaminas y los oligoelementos, es posible tener déficits de radiación. "El déficit de radiación se observa en varias especies, entre ellas, ratones y humanos".

En la primera parte del siglo XX, los médicos comenzaron a experimentar exhaustivamente con muestras de materiales radiactivos. Un tiempo después, la exposición a la radiación, más que ser peligrosa, se consideró la panacea para muchas dolencias, desde la artritis hasta la tuberculosis pulmonar.

El descubrimiento de los antibióticos y el rápido advenimiento de la industria farmacéutica, así como el hecho de que se hiciera evidente que la exposición a altas dosis de radiación podría ser letal, provocó la desaparición de este método con fines terapéuticos.

Hoy en día, la radiactividad se utiliza en tratamientos dirigidos para determinadas formas de cáncer, sin embargo, el uso de fuentes de radiación para el tratamiento de otras enfermedades no está reconocido por la profesión médica.

En su investigación, Luckey espera que cambie este punto de vista y argumenta que más de 3.000 artículos científicos de la literatura especializada apuntan a dosis bajas de radiación como beneficiosas para la salud humana. Señala que, “al igual que sucede con muchos factores ambientales, hemos evolucionado y nos hemos adaptado a vivir con éxito en presencia de radiaciones ionizantes”. Su propia investigación sugiere que la exposición a la radiación puede minimizar las enfermedades infecciosas, reducir la incidencia de cáncer en la juventud y aumentar considerablemente el promedio medio de vida.

“Los estudios realizados sobre el crecimiento, promedio de vida y disminución de las tasas de mortalidad por cáncer en seres humanos expuestos a radiación de baja dosis revelan un beneficio para la salud”, afirma Luckey.

Luckey sugiere que el uso médico de pequeñas muestras de residuos radiactivos parcialmente blindados sería una solución sencilla para el déficit de radiación. Aún con todo, existen varias cuestiones que habría que resolver antes de que se pudiese implementar un programa sanitario basado en este estudio. ¿Cuánto deberíamos usar y cuál sería la exposición óptima?

Los resultados obtenidos sugieren que una exposición de baja dosis aumenta el número y actividad de los leucocitos del sistema inmunitario, refuerza la actividad citocrina y enzimática y aumenta la producción de anticuerpos, reduciendo así la incidencia de infección, facilitando la curación de heridas y protegiéndonos de la exposición a altas dosis de radiación.

"La mayoría de la bibliografía existente sobre radiobiología va asociada al temor y a las regulaciones sobre la posible exposición mínima sin considerar a la radiación como un agente beneficioso", señala Luckey. "Aquellos que aceptan el dogma lineal sin umbral (LNT, por sus siglas en inglés) no conocen los beneficios de la radiación ionizante y muchos radiobiólogos se han empeñado en protegernos de cantidades despreciables de radiación ionizante".

El Profesor André Maïsseu, redactor jefe la revista, y Presidente del Consejo Mundial de Trabajadores de la Energía Nuclear (WONUC, por sus siglas en inglés) señala: "Es un artículo brillante y muy interesante sobre los efectos reales de la radiación ionizante, la radiactividad, sobre los seres humanos, los mamíferos y los biotopos". Añade que el artículo "forma parte del movimiento los trabajadores de la energía nuclear promovemos sobre el buen uso de la ciencia luchando contra el oscurantismo en este campo científico".

Maïsseu señala que la Unión Europea ha rechazado recientemente apoyar un estudio mundial sobre este tema. "Ésta ha sido la primera vez que los trabajadores de la energía nuclear han solicitado a la Unión Europea ayuda para un estudio científico", señala Maïsseu, "En 30 años no hemos recibido nada, mientras que las denominadas organizaciones 'verdes' han recibido cientos de millones de euros, ¿y con qué resultado?. Añade que, "es una vergüenza y un escándalo que se utilicen razones políticas para decidir sobre la financiación de la ciencia".

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Referencia bibliográfica:

T.D. Luckey , "Abundant health from radioactive waste", International Journal of Low Radiation, vol. 5, pág 71-82, 2008.

Fuente: Inderscience
Derechos: Creative Commons
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