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Cinco parejas territoriales de águila imperial se han establecido en Cádiz

En Cádiz el águila imperial (Aquila adalberti) ha formado ya un total de cinco parejas territoriales estables, un significativo avance desde las dos parejas existentes en 2011 gracias al plan de recuperación de la especie en Andalucía. La primera pareja en formarse logró criar con éxito dos pollos en 2010, los primeros que nacían en Cádiz 54 años después de haberse extinguido en esta provincia.

Águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Imagen: Stephen Daly / CSIC
Cinco parejas territoriales de águila imperial se han establecido en Cádiz. Foto: Stephen Daly

En Cádiz el águila imperial (Aquila adalberti) ha formado ya un total de cinco parejas territoriales estables, un significativo avance desde las dos parejas existentes en 2011 gracias al plan de recuperación de la especie en Andalucía. La primera pareja en formarse logró criar con éxito dos pollos en 2010, los primeros que nacían en Cádiz 54 años después de haberse extinguido en esta provincia.

El establecimiento de parejas territoriales y el nacimiento de pollos de parejas reintroducidas marcan el punto de inflexión para conseguir una futura población reproductora y, en consecuencia, suponen un avance exitoso en cualquier proyecto de reintroducción.

El plan de recuperación del águila imperial (Aquila adalberti) en Andalucía ha conseguido un aumento de esta población sin precedentes, pasando de 22 parejas reproductoras en 1983 a 71 parejas en 2012, el mayor incremento jamás registrado en esta emblemática especie, que comienza a alejarse así del riesgo de extinción.

Sin embargo, estos procesos son lentos porque el águila imperial es una especie con madurez sexual retardada y baja fecundidad, a lo que se suma una tasa de suelta de ejemplares reintroducidos también baja (6,4 ejemplares al año de media en Cádiz). Pero según las estimaciones, se espera la formación de dos parejas en los 10 primeros años del proyecto.

Estos resultados son comparables a los obtenidos en otros proyectos de reintroducción con rapaces de gran tamaño desarrollados en otras países, como el águila calva o pigargo americano (Haliaeetus leucocephalus) en EE UU, el pigargo europeo (Haliaeetus albicilla) en Escocia o el águila real (Aquila chrysaetos) en Irlanda. En estos proyectos, los primeros eventos reproductores tuvieron lugar entre 6 y 10 años después de su inicio, en función de la especie y el método de suelta.

Los resultados han permitido también constatar el flujo efectivo de individuos entre las diferentes subpoblaciones reproductoras, confirmándose tanto la emigración desde la zona de suelta como la atracción de posibles reproductores de otros núcleos, así como el potencial papel del futuro núcleo en la provincia de Cádiz como interconexión de la especie entre otras provincias de Andalucía.

El objetivo del proyecto es conseguir una población que se sostenga por sí sola a largo plazo, por lo que las sueltas deberían continuar al menos hasta garantizar una productividad natural de la incipiente población, equivalente a la tasa anual de liberación. Esto significa alcanzar un tamaño de población mínimo de 4-5 parejas, con una productividad típica de la especie en poblaciones no saturadas (1,43 volantones por pareja).

Según los expertos, este tipo de proyectos de reintroducción de aves de presa son una una herramienta adecuada para la recuperación de poblaciones amenazadas y contribuyen a incrementar el conocimiento sobre las aplicaciones de estas técnicas de restauración, así como de la propia biología de la especie.

Potente aval científico

En su puesta en marcha, este proyecto fue analizado y apoyado por más de 450 especialistas de 35 países en el Congreso Internacional de la Fundación para la Investigación de Rapaces, celebrado en Sevilla en 2001. Iniciado en 2002 por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía tras analizar, desde el punto de vista de la conservación, el punto crítico en el que se encontraba la especie y la viabilidad científica del proyecto, la reintroducción del águila imperial se abordó siguiendo la metodología científica más experimentada, ha supuesto un coste anual de 60.000 euros.

Está obteniendo incluso mejores resultados de los esperados por los científicos, con una antelación de dos años sobre las previsiones iniciales. Actualmente este proyecto está nominado para el premio Tom Cade que otorga la RRF (EE UU) al mejor proyecto de reintroducción del mundo.

Fuente: CSIC
Derechos: Creative Commons
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