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El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha anunciado hoy en un comunicado de prensa que colaborará con la Junta de Andalucía en la demolición del hotel El Algarrobico, ubicado en Carboneras (Almería), tras la sentencia conocida ayer del Tribunal Supremo en este sentido.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente colaborará con la Junta de Andalucía en la demolición del hotel El Algarrobico, ubicado en Carboneras (Almería), así lo ha comunicado hoy. El Ministerio reafirma así “su compromiso en devolver la zona a su estado anterior, colaborando para ello con la Administración andaluza”, según un comunicado de prensa.
El hotel está construido en zona de servidumbre de protección, por lo que la responsabilidad competencial corresponde a la Junta de Andalucía. En julio de 2012, ambas Administraciones encomendaron conjuntamente a la empresa pública TRAGSA la realización de un estudio relativo a las actuaciones necesarias para la demolición y restauración de la zona y su presupuesto.
El coste de la demolición se estimó en 7,17 millones de euros. El Gobierno de España acordó con la Junta de Andalucía entonces llevar a cabo conjuntamente la demolición del hotel, si los tribunales establecían que procedía dicha demolición.
La construcción del hotel se inició en 2003 y ocupa parcialmente una zona de servidumbre de protección, un ámbito donde las competencias son autónomicas.
“El Gobierno de España ha de analizar al detalle la sentencia del Tribunal Supremo, que aún no conoce, para determinar sus consecuencias y velar por su estricto cumplimiento, como ha venido haciendo en todo momento, dentro del respeto al marco competencial que regula una situación compleja como ésta”, apuntan desde el Ministerio.
El objetivo de este trabajo, que cuenta con la participación de la Estación Biológica de Doñana, es comprobar si la melanina es un factor protector contra la radiación y si existen patrones de adaptación a la radioactividad.
Científicos del MIT han identificado una estructura combinatoria en el lenguaje de estos mamíferos marinos, en el que ajustan y modulan diferentes chasquidos y ritmos para crear vocalizaciones elaboradas y expresivas, similares al lenguaje humano. El equipo ha analizado grabaciones de unos 60 especímenes que han utilizado para definir un ‘alfabeto fonético’.
