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El texto final se hace esperar en París

El futuro acuerdo por el clima agita a la comunidad científica

Hoy era la fecha señalada en el calendario para que el nuevo acuerdo vinculante sobre el clima saliera a la luz en París. Sin embargo, Laurent Fabius, presidente de la cumbre, informaba ayer que el texto final se hará esperar hasta el sábado y presentó anoche un nuevo borrador. Para algunos de los científicos climáticos más relevantes del mundo, ciertos puntos de este texto carecen de consistencia con la ciencia. “No se puede hablar de 2 ºC por un lado y omitir la descarbonización por otro", han manifestado.

El acuerdo de París se pospone hasta mañana, pero siguen las manifestaciones en la COP21 / Eva Rodríguez (Sinc)

Un año más, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático que reúne a 196 partes se ha postergado más de lo previsto. Ayer el presidente de esta vigésimo primera cumbre del clima anunciaba que el texto final del acuerdo no se hará público hasta el sábado. Como consecuencia, hoy la jornada será larga para periodistas, observadores y negociadores.

“El texto actual es más débil que el de Copenhague", ha exclamado Kevin Anderson

Las reacciones de la comunidad científica esta mañana eran contundentes: “El texto actual es más débil que el de Copenhague porque no es consistente con la ciencia”, ha exclamado Kevin Anderson, director del Tyndall Center for Climate Change Research en la Universidad de Manchester (Reino Unido) haciendo referencia a la cumbre del clima de 2009.

El nuevo borrador que ha pasado de 29 a 27 páginas y de 366 de estos corchetes (puntos pendientes) a 48 mantiene las divergencias en cuanto a la ambición del acuerdo. Se han eliminado medidas de mitigación como la descarbonización (eliminar el uso de los combustibles fósiles) y las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero. En su lugar, el texto habla de neutralidad de las emisiones (absorber tanto carbono como el que se emite).

Descarbonización vs. neutralidad

“El lenguaje de la neutralidad enmascara un mayor gasto de reservas de CO2 y con ello no reduciremos ni alcanzaremos el objetivo de 2 ºC. El texto actual es entre peligroso y mortal para los países más desfavorecidos”, ha recalcado Anderson.

“Si queremos estar a salvo, sobre todo los países isleños, deberemos llegar a una completa descarbonización para 2050", asegura Hans Joaquim Schellnhuber

“Si queremos estar a salvo, sobre todo en los países isleños, deberemos llegar a una completa descarbonización para 2050, para ello todos los países deberían establecer planes de acción inmediata para este proceso”, asegura Hans Joaquim Schellnhuber, director del Postdam Institute for Climate Impact Research.

Para los ecologistas, la descarbonización debería ser una opción “indiscutible si los negociadores tuviesen la firme decisión de impedir los efectos irreversibles del cambio climático, en vez de seguir alargando la era de los combustibles fósiles”, han dicho desde Amigos de la Tierra. Pero el concepto de neutralidad es ahora la realidad del acuerdo.

“La neutralidad deja la puerta abierta a las emisiones”, ha añadido Schellnhuber. El concepto de neutralidad se encarga de ocupar este lugar estratégico, "lo que incluye falsas soluciones como la captura y almacenamiento de carbono”, han apuntado desde la organización no gubernamental.

Cómo llegar a 1,5 ºC o a 2 ºC

El segundo borrador del acuerdo reconoce el límite del aumento de la temperatura en 1,5 ºC, un objetivo largamente exigido por los países isleños y los países más vulnerables, “necesitamos eliminar la emisiones de CO2 para 2050 para mantener la línea de 1,5 ºC”, ha añadido el científico.

Por su parte Tasneem Essop, jefa de la delegación de WWF en París ha declarado: "El documento de negociación ahora incluye un objetivo de no exceder los 2 °C de calentamiento, y una referencia a un límite de temperatura de 1,5 °C. Esto es alentador porque señala una fuerte intención para reducir las emisiones; aunque los países aún tienen que detallar cómo van a lograr estos objetivos”.

“La neutralidad deja la puerta abierta a las emisiones”, añade Schellnhuber

Sin embargo, el texto ofrece opciones que se han reemplazado por formulaciones vagas. Por ejemplo, no aparece por ningún lado la cantidad de emisiones que hay que reducir. Por otro lado, 186 países ya han aportado sus contribuciones previstas y determinadas de emisiones a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés) y, según los datos actuales, el aumento de la temperatura para finales del siglo estará entre 2,7 ºC y 3,5 ºC, un objetivo que queda lejos de los 2 ºC que propone el borrador.

“Si antes de 2030 no actualizamos las INDCs no alcanzaremos el objetivo”, Steffen Kallbekken, director de investigación del CICERO y del Centro Internacional del Clima y de la Política Energética. Los investigadores sugieren que para futuras cumbres del clima se hagan revisiones reales de las INDCs desde el punto de vista científico para monitorizar las emisiones.

“Mantenerse por debajo de los 2 ºC no implica solo reducir emisiones, sino también mantener la resiliencia y que queden intactos los sumideros de carbono. Esta descarbonización la tienen que realizar países como EE UU, Europa y Australia”, ha informado Johan Rockström director ejecutivo del Centro de Resiliencia de Estocolmo de la Universidad de Estocolmo (Suecia).

La COP21 todavía tiene mucho trabajo por hacer, como introducir una línea de tiempo a largo plazo para que los países cumplan con sus compromisos. El acuerdo final tiene que mejorar, según la opinión de los científicos. Ahora les toca a los políticos terminar el trabajo.

La batalla sobre quién asume más responsabilidades

El nuevo borrador mantiene también la incertidumbre en cuanto a la diferenciación y la financiación. Desde el comienzo de la COP21, el tema de la diferenciación, la de la responsabilidad común pero diferenciada de los estados, está en el centro de todas las miradas. En los objetivos de reducción de emisiones, los países industrializados, y por tanto los más contaminantes tienen que responsabilizarse más, y los países en desarrollo actuar en función de sus capacidades económicas.

Ahí surge el problema: los industrializados piden que China, primer emisor de gases de efecto invernadero, y otros países emergentes como India y Brasil contribuyan económicamente, a lo que estos no parecen estar del todo dispuestos.

De la diferenciación deriva la controversia de la financiación. Se trata de la ayuda económica que recibirían los países más empobrecidos para enfrentarse a los efectos del cambio climático. Para Fabius, ministro de asuntos exteriores francés, este es otro tema crucial. Pero aún queda por decidir cómo se distribuirán las ayudas y qué países contribuirán. A esto se une la ayuda de 100.000 millones de dólares a partir de 2020 para los países más desfavorecidos. El nuevo acuerdo parece que se revisará al alza periódicamente.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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