La inestabilidad política y las desigualdades sociales aceleran el envejecimiento

Un estudio redefine la vejez saludable como un proceso en el que intervienen el medioambiente y el contexto sociopolítico de las personas, no solo su estado físico. Con ello, los investigadores piden que las estrategias de salud pública aborden más allá del estilo de vida y que valoren otros campos, como la desigualdad social.

La inestabilidad política y las desigualdades sociales aceleran el envejecimiento
La desigualdad de género impone una carga desproporcionada a las mujeres. / Unsplash

De la misma forma que la dieta y el ejercicio regular impactan en la salud de las personas, otros factores como la contaminación del aire, la igualdad entre ciudadanos y la estabilidad democrática de un gobierno influyen en la calidad del envejecimiento.

Un estudio, publicado en la revista Nature Medicine, analizó una serie de exposiciones socioambientales y observó de qué manera actuaban en la edad real de una persona con respecto a su estado de salud general. 

Según explica a SINC el colíder de esta investigación y profesor de la Universidad Trinity de Dublín (Irlanda), Ignacio Ibañez, variables como “la pobreza, la desigualdad y la debilidad de las instituciones dejan secuelas biológicas que son cuantificables”. De este modo, “el envejecimiento no solo viene determinado por el estilo de vida sino también por dónde y cómo vivimos”, argumenta el experto.

Los resultados mostraron que la región donde se reside tiene la capacidad de acelerar el envejecimiento e incrementar el riesgo de deterioro cognitivo y funcional

El equipo internacional utilizó inteligencia artificial avanzada para analizar el contexto sociopolítico de más de 160 000 personas de 40 países distintos, estudiar y cómo influía en el envejecimiento cerebral. 

Los resultados mostraron que la región donde se reside tiene la capacidad de acelerar el envejecimiento e incrementar el riesgo de deterioro cognitivo y funcional. Por lo tanto, “abordar las condiciones sociales y políticas debe formar parte de las estrategias de salud pública para una vejez saludable”, alienta Ibañez. 

Europa: mejor envejecimiento

Para su estudio, los investigadores desarrollaron un herramienta para comparar la edad prevista con la edad cronológica de los participantes y la llamaron ‘brecha de edad bioconductual’ (BBAG, por sus siglas en inglés).

Al principio, los hallazgos con esta herramienta revelaron un envejecimiento retrasado o acelerado según las diferentes regiones del mundo que estudiaban, así como los tipos de exposición que sufrían sus habitantes.

Europa, por ejemplo, registraba un envejecimiento más saludable en comparación con otras regiones. Asia y América se posicionaban en la mediana; y finalmente Egipto y Sudáfrica tenían los valores más negativos para una vejez lenta. 

No obstante, dentro de Europa, los países del este y del sur fueron los que demostraron tener un envejecimiento más veloz, por lo que también existieron divergencias en función de los países y sus contextos ambientales. 

Los investigadores desarrollaron un herramienta con la que comparar la edad prevista con la edad cronológica de los participantes y la llamaron ‘brecha de edad bioconductual’

“Los factores sociales, físicos y sociopolíticos activan los sistemas de estrés biológico, lo que aumenta la inflamación y el desgaste del cuerpo. Esto conduce a un envejecimiento acelerado incluso en personas con estilos de vida saludables”, advierte a SINC la colíder del estudio y profesora de la Universidad Trinity de Dublín, Sandra Báez.

La combinación de circunstancias físicas como la mala calidad del aire, factores sociales como la desigualdad económica o de género, y variables sociopolíticas parecidas a vivir en un estado que no respeta el voto ni la libertad de sus ciudadanos, predijeron una mayor pérdida en habilidades cognitivas. 

De hecho, descubrieron que la gente expuesta a tales condiciones “mostraban un envejecimiento conductual que era, en promedio, de 5 a 6 años mayor que su edad real”, apunta Báez. “Es probable que se deba a la inflamación crónica y a las respuestas al estrés provocadas por una exposición prolongada a entornos físicos nocivos”.

Desigualdad de género

Según explica Báez, la desigualdad de género impone una carga desproporcionada a las mujeres porque, a menudo, se enfrentan a un acceso limitado a la educación, atención sanitaria y oportunidades económicas.

“Muchas también soportan el peso del cuidado no remunerado”, añade, “y tienen una autonomía reducida en decisiones vitales, lo que fomenta la aparición de estrés crónico que pueda acelerar el envejecimiento biológico” contesta. 

"Cuando una sociedad tolera la desigualdad sistémica, se crea un entorno estresante y fragmentado que acelera el envejecimiento a nivel general”

Sandra Báez, colíder de esta investigación y profesora de la Universidad Trinity de Dublín (Irlanda),

Sin embargo, no solo les afecta a ellas, sino también a otras minorías de género que están expuestas al estigma, la discriminación o la exclusión. Algo que incrementa aún más el desgaste del cuerpo.

“Cuando una sociedad tolera la desigualdad sistémica, se crea un entorno estresante y fragmentado que acelera el envejecimiento a nivel general”, sostiene la psicóloga.

Para combatir este fenómeno, los científicos de este estudio apuestan por defender la vejez como un proceso en el que intervienen el medioambiente, la sociedad y la situación política de una región. Por ello, en términos de salud pública “deberíamos estar más preparados”, concluye Ibáñez. 

Hernan H. et al. “The exposome of healthy and accelerated aging across 40 countries”. Nature Medicine. (2025).

Fuente:
SINC
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