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Carlos Pobes, seleccionado para el control del IceCube en la base Amundsen-Scott

Un investigador español pasará un año en la Antártida en un experimento sobre neutrinos

Carlos Pobes, científico formado en el Grupo de Investigación de Física Nuclear y Astropartículas (GIFMA) de la Universidad de Zaragoza, pasará un año en la Antártida en un experimento sobre neutrinos. Pobes es el primer español que estará, junto a otro científico sueco, al cargo y mantenimiento del IceCube, un detector de neutrinos instalado en la base Amundsen-Scott, tras ser seleccionado entre 50 candidatos de todo el mundo por la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU). Este experimento permitirá obtener una 'primera fotografía' del universo con neutrinos, y recabar información fundamental para resolver misterios como el origen de los rayos cósmicos. Pero participar en esta experiencia implicará pasar meses de aislamiento en la base norteamericana Amundsen-Scott, en plena Antártida, con temperaturas rondando los -70ºC y en completa oscuridad.

Carlos Pobes
Carlos Pobes, durante su entrnamiento este verano en Estados Unidos.

El físico aragonés Carlos Pobes se ha formado y trabajado en el grupo de investigación GIFMA que dirige el catedrático y director adjunto del Laboratorio Subterráneo de Canfranc, José Ángel Villar, gracias a un contrato cofinanciado con el Centro Nacional de Física de Partículas, Astropartículas y Nuclear (CPAN), proyecto Consolider-Ingenio 2010.

Pobes, natural de la localidad zaragozana de Gallur, ha tenido que superar un proceso de selección con rigurosas pruebas médicas y psicológicas para probar su resistencia a meses de completa oscuridad y aislamiento y a las duras condiciones de frío extremo, sequedad y altitud (3.000 metros) del Polo Sur geográfico, especialmente durante el invierno.

Pobes saldrá el próximo miércoles de Zaragoza y el día 1 de noviembre comenzará el viaje desde Nueva Zelanda a la base en la Antártida, en la que conviven una media de 250 personas en verano (entre octubre y marzo, con una media de -20º C), y unas 50, en invierno, (de marzo a septiembre, con temperaturas medias de -70 ºC).

El investigador aragonés reúne condiciones para participar en la aventura. Además de su preparación científica, que incluye estancias de investigación en el Laboratorio de Gran Sasso y su participación en uno de los experimentos que se ubicarán en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc (Huesca) destinado a la detección de materia oscura, Pobes es un apasionado de la montaña y el deporte, como demuestran haber realizado la Transpirenaica en solitario y subir varios de los picos de 3.000 metros del Pirineo y otros ‘cuatromiles’ de los Alpes.

“La base cuenta con una sala médica para pequeñas incidencias, pero la posibilidad de un rescate en caso de un accidente grave son prácticamente nulas entre marzo y septiembre. El último avión se va el 15 de marzo y la base se queda aislada con seis meses de noche, sin sol, hasta mediados de septiembre”, relata el investigador.

Carlos Pobes se encuentra emocionado ante esta experiencia personal y científica que va a emprender, aunque reconoce que las condiciones son difíciles y la preparación exigente. Desde finales de julio, en que fue seleccionado, Pobes ha permanecido dos meses en Estados Unidos en distintos centros, preparándose tanto física como psicológicamente, y recibiendo formación en emergencia, extinción de incendios, primeros auxilios, etc. Además, Pobes ha decidido contar su aventura científica y personal a través de un blog y un perfil en Facebook.

El proyecto IceCube

Los neutrinos son partículas elementales sin carga eléctrica (de ahí su nombre) y cuya masa es tan pequeña que hasta hace poco se pensó que era inexistente. Interaccionan muy débilmente con el resto de la materia ordinaria, por lo que son capaces de “atravesar” la Tierra sin que nos demos cuenta. Todos los neutrinos detectados hasta ahora provienen del sol, de la radiactividad de la tierra o de los reactores nucleares y sólo en una ocasión, en 1987, se hallaron neutrinos que no procedían del sistema solar sino de una supernova.

“Los neutrinos son fundamentales para entender cómo funciona el universo en las escalas más pequeñas, y pueden aportar información fundamental para resolver misterios como el origen de los rayos cósmicos de alta energía o la naturaleza de la materia oscura”, explica Carlos Pobes. “Para ello es necesario fotografiar el universo a través de estas partículas. Pero, así como para fotografiar fuentes débiles de luz se necesitan equipos muy sensibles y largos tiempos de exposición, fotografiar el Universo con neutrinos requiere una cámara gigantesca y años de exposición”, continúa. Esto es lo que intenta IceCube.

Icecube es un ‘telescopio’ de neutrinos que utiliza el hielo antártico para detectarlos. Para ello se han perforado 86 agujeros y distribuido más de 5.000 sensores de luz a lo largo de un kilómetro cúbico entre 1.400 y 2.400 metros de profundidad. Solo en la Antártida se puede encontrar tal grosor de hielo, y sólo con un volumen así y con un “tiempo de exposición” de años se puede esperar tomar esa “primera fotografía” del universo con neutrinos, asegura Pobes. Cuando un neutrino choca con el hielo cerca de los sensores genera otras partículas que, al viajar por el hielo, producen un destello que es captado por los sensores. Un sistema de adquisición de datos permite reconstruir la dirección y la energía del neutrino, o descartar el paso de otras partículas.

Este experimento se controla desde la base Amundsen-Scott, la más meridional del planeta, ubicada casi en el Polo Sur geográfico. IceCube es una colaboración donde participan 250 científicos de 36 instituciones procedentes de 6 países. El principal financiador es Estados Unidos, que ha aportado 242 de los 271 millones de dólares que ha costado la construcción.

Fuente: Unizar
Derechos: Creative Commons

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