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Una supernova hace su aparición estelar en la galaxia M 82

La semana pasada un astrofísico británico descubrió una supernova mientras observaba con un grupo de estudiantes la galaxia M 82. En los días siguientes astrónomos profesionales y aficionados de todo el mundo dirigieron sus telescopios a SN 2014J, la nueva explosión estelar que pronto se podría ver con prismáticos. Desde Canarias, investigadores del CIEMAT y otros centros internacionales han seguido el espectáculo astronómico.

Imagen de la galaxia M 82 con la supernova SN 2014J, señalada con dos líneas. / Proyecto ESTALLIDOS

El martes 21 de enero el astrofísico inglés Steve Fossey impartía una clase práctica de observación astronómica a un grupo de estudiantes del University College de Londres. Apuntaron el telescopio de 35 cm del Observatorio de la Universidad de Londres a la galaxia M 82 y, ante su sorpresa, aparecía una brillante y desconocida estrella. Se acababa de descubrir una supernova.

En poco más de un día, astrónomos aficionados y profesionales apuntaron sus instrumentos a la galaxia M 82, localizada a 12 millones de años luz, y confirmaron el descubrimiento. Incluso se dieron cuenta de que la supernova se había fotografiado una semana antes, cuando era aún débil, pero los autores no se habían percatado de su existencia.

Un grupo de astrofísicos liderados por Yi Cao, del Instituto de Tecnología de California, consiguió el primer espectro de la supernova usando el telescopio ARC de 3,5 m del Observatorio Apache Point (Nuevo México, EE.UU.). El espectro reveló que la estrella progenitora era una enana blanca, por lo que la ya bautizada supernova SN 2014J es de un tipo conocido como Ia.

La supernova SN 2014J podría verse con prismáticos en unos días

Aquí en España, los astrofísicos Manuel Moreno-Raya (CIEMAT) y Lluís Galbany (DAS/UC, Chile) han podido observar con detalle supernova y galaxia entre el jueves 23 y el domingo 26 de enero usando tanto imágenes como espectros. Lo hicieron desde el Telescopio William Herschel (WHT), perteneciente al Isaac Newton Group (ING), del Observatorio del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma.

Los datos fueron analizados conjuntamente con el astrofísico Ángel López-Sánchez (AAO/MQ, Australia), quien se dedicó a ‘combinar’ las imágenes y los espectros, que confirman a la supernova como de tipo Ia. Destacan sobre todo las bandas de absorción de hierro (Fe II y Fe III), magnesio (Mg II) y silicio (Si II).

Estos rasgos son fusiones de muchas líneas de estos elementos metálicos, que se están produciendo por la violenta explosión de supernova. De hecho, se espera que vayan cambiando con el paso de los días, dado que la concentración y la abundancia química de cada especie va variando al convertirse unos elementos en otros y poderse observar más material proveniente del centro de la estrella muerta.

Los restos de la estrella muerta se expanden a alta velocidad, alcanzando los 20.000 km/s. Además, el brillo de la supernova no ha alcanzado su máximo brillo. Se estima que cuando Fossey y sus estudiantes la descubrieron estaba aún a 2 semanas de ello.

Aun así, ahora mismo brilla tanto que es fácilmente localizable con un telescopio de aficionado. Puede que incluso se pueda ver con prismáticos cuando alcance su máximo brillo, según los expertos.

Los restos de la explosión alcanzan velocidades de 20.000 km/s

La línea del espectro que más ha llamado la atención de los investigadores es una pequeña absorción de carbono (C II) que indica que la enana blanca progenitora de la supernova estaba compuesta por carbono y oxígeno (como la mayoría de las enanas blancas) pero no es habitual observarla en los espectros de supernovas de tipo Ia. Esto indicaría que la superficie de la enana blanca no se ha quemado completamente durante la explosión. 15.000 km/s.

Precisamente el proyecto que Moreno-Raya y su equipo de investigación, formado por Mercedes Mollá (CIEMAT, España), Ángel R. López-Sánchez (AAO / MQ, Australia), Lluís Galbany (DAS / UC, Chile), Aurelio Carnero (ON, Brasil), Inma Domínguez (UGR, España) y Pepe Vílchez (CSIC / IAA, España), estaba observado en el Telescopio William Herschel tiene como objetivo calcular propiedades físicas y químicas de galaxias que han albergado supernovas de tipo Ia.

Se trata del proyecto ESTALLIDOS, en el que participan el CIEMAT, el Instituto de Astrofísica de Andalucía (coordinador), el IAC y la Universidad Autónoma de Madrid. Este proyecto estudia en detalle galaxias con brotes (estallidos) de formación estelar reciente, lo que implica estrellas masivas capaces de ionizar el medio interestelar. Este fenómeno de fotoionización produce líneas de emisión en los espectros y de su análisis se puede deducir la abundancia en metales de dichas galaxias.

La SN2014J es la supernova de tipo Ia más cercana a la Tierra desde la supernova que observó el astrónomo alemán Johannes Kepler en 1604. Ésta sí sucedió en nuestra galaxia, a una distancia de 20 mil años luz, y se pudo ver incluso a simple vista.

Fuente: AstroMadrid
Derechos: Creative Commons
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