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Carol V. Ward, Universidad de Missouri (EE UU)

“Lucy y sus parientes renunciaron a la habilidad de trepar a los árboles”

En 1974, un grupo de investigadores descubrió en Etiopía los primeros restos fósiles de un individuo de Australopithecus afarensis al que llamaron Lucy. Desde entonces los científicos han especulado mucho sobre la capacidad bípeda de este homínido. Con el hallazgo de un hueso del pie, los investigadores, entre los que se encuentra Carol V. Ward, del departamento de Patología y Anatomía de la Universidad de Missouri (EE UU), confirman que Lucy andaba erguida.

Carol V. Ward en Etiopía.

- ¿Qué aporta el descubrimiento de este fósil?

Demuestra que la estructura y la función única del pie humano es más antigua de lo que pensábamos, y que los bípedos más tempranos andaban igual que nosotros. Los Australopithecus no eran criaturas que andaban y trepaban árboles a la vez. Abandonaron la habilidad de ser competentes en los árboles para ser efectivos en el suelo. Esto significa que la transición del Australopithecus al Homo no fue tan drástica como algunos sospechaban, y no supuso un cambio de ser trepador a tiempo parcial a ser caminante terrestre a tiempo completo.

- ¿Cómo ha evolucionado la anatomía del pie?

El hueso de pie hallado en Etiopía es un metatarso, que pertenece a la parte media del pie que conecta los dedos de los pies con el tobillo. En los humanos, el pie es rígido, por lo que al andar, el pie entero se levanta y nos impulsa hacia delante. Nuestros huesos forman también arcos, que amortiguan los golpes al andar y correr. Contrariamente a nosotros, los simios tienen pies flexibles sin arcos; son pies prensibles para agarrar las ramas mientras trepan por los árboles. Andar erguido sobre las dos piernas es una de las características más distintivas del ser humano. Siempre nos hemos preguntado cuándo nuestros ancestros iniciaron este estilo de vida.

- ¿Qué sabemos de los Australopithecus?

Sabemos que los Australopithecus afarensis eran bípedos hace más de tres millones de años, y que perdieron el dedo gordo del pie. Sin embargo, los antropólogos han debatido durante muchos años si los Australopithecus siguieron teniendo un pie flexible que les hubiera ayudado también a trepar a los árboles. Pero faltaban huesos de pie claves en el registro fósil.

- ¿Lucy pasó de trepar a los árboles a andar erguida?

El nuevo fósil, que data de 3,2 millones de años, demuestra que A. afarensis hizo la transición completa hacia un pie rígido y arqueado como el del humano. Pero el pie no muestra signos de una transición de adaptación entre la vida en los árboles y la vida en el suelo. Por lo tanto, hace millones de años nuestros ancestros se dedicaron por completo a la locomoción terrestre más que a trepar por los árboles.

- ¿Cuál era la diferencia entre los Australopitecus y otros homínidos?

Australopithecus fue un género de unas seis o más especies de parientes tempranos del humano. Andaban erguidos sobre sus pies, tenían dientes y mandíbulas muy fuertes para masticar alimentos muy duros, y sus cerebros eran sólo ligeramente más grandes que los de los simios. Es probable que nuestro género Homo evolucionara desde una especie de Australopithecus, pero no estamos seguros de cuál.

- ¿Qué sabemos ahora de Lucy?

Sus pies eran fundamentalmente como los nuestros. Lucy y sus parientes renunciaron a su habilidad de trepar a los árboles, y tuvieron hijos que podían aferrarse a las madres. Esto favoreció la formación de un pie rígido y arqueado que les proporcionó una propulsión efectiva para andar. El arco es importante porque, por lo que sabemos de las personas con pies cavos o pies planos, se pueden generar problemas de articulaciones en todo el cuerpo.

- ¿En qué se parecen los Australopithecus con los humanos modernos?

Los Australopithecus parecían pequeños humanos con cerebros más pequeños, mandíbulas más potentes, y brazos ligeramente más largos. Sus pies estaban arqueados como los nuestros, pero sus dedos de los pies eran un poco más largos.

- ¿Qué aspectos de estos homínidos son aún desconocidos?

Seguimos sin una idea definitiva de cómo eran sus torsos, porque las costillas y las vértebras que componen los huesos de la espalda y la caja torácica son pequeños y finos y no se conservan bien.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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