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Las conclusiones se publican en el último número del 'Oxford Journal of Archaeology'

Las creencias religiosas son la base de los orígenes del arte Paleolítico

Esta afirmación no es nueva, pero durante años antropólogos, arqueólogos e historiadores del arte entendieron estas manifestaciones artísticas como motivos puramente estéticos o decorativos. Eduardo Palacio-Pérez, investigador de la Universidad de Cantabria (UC), revela ahora los orígenes de una teoría que perdura hasta nuestros días.

Caballo pintado en el techo de polícromos de la cueva de Altamira. Época magdaleniense. Foto: VR database 2003.

“Esta teoría no es original de los prehistoriadotes, es decir, quienes empezaron a desarrollar la idea de que el arte de las poblaciones primitivas estaba ligado con creencias de corte simbólico-religioso fueron los antropólogos”, explica a SINC Eduardo Palacio-Pérez, autor del estudio e investigador de la UC.

Esta idea surge a finales del S. XIX y principios del S. XX. Hasta entonces, el arte paleolítico había sido interpretado como una simple expresión estética y decorativa.

“En un primer momento los científicos veían ese arte como la forma que tenían los individuos del paleolítico de pasar su tiempo libre, esculpiendo figurillas o decorando sus herramientas”, señala Palacio. Su investigación, publicada en el último número de Oxford Journal of Archaeology, revela las razones por las cuales se pasa de esta interpretación lúdico-decorativa del arte paleolítico a otra de carácter religioso y simbólico.

La historia del descubrimiento y el estudio de este arte es larga y compleja. Por un lado, el arte paleolítico se compone del llamado arte mobiliar -piezas de piedra, asta y hueso esculpidas o grabadas- que se incluyen dentro de los depósitos arqueológicos. Estos hallazgos, que se difundieron en la comunidad científica a partir de 1864, se datan igual que el resto del material arqueológico y “prácticamente no se dudó de su origen paleolítico”.

“El problema vino años después con el descubrimiento de las pinturas en la cueva de Altamira (en 1879), publicadas por Marcelino Sanz de Sautuola y difundidas por el geólogo español Vilanova y Piera en un congreso científico celebrado en Lisboa en 1880. Ese arte compuesto por pinturas y grabados en las paredes y los techos de las cuevas, no está incluido dentro de los depósitos arqueológicos y no se sabía si era tan antiguo. La comunidad científica internacional ignoró durante 20 años su origen paleolítico”, afirma el investigador.

Palacio explica cómo estos estudios pasaron desapercibidos: “Se les escuchó, pero no se les hizo demasiado caso porque el formato de las pinturas era demasiado espectacular y demasiado “perfecto” por lo naturalista. Se entendía que un arte tan complejo no podía haberlo realizado el hombre primitivo; algo que no sucedía con el arte mobiliar”

Nuevos tiempos para el arte occidental

Entre 1880 y 1900 cambia la concepción del arte en la sociedad occidental. Antropólogos, arqueólogos e historiadores del Arte empiezan a considerar otras posibilidades. Cambia la teoría y la práctica artística que se están haciendo en Europa con el postimpresionismo, la aparición del Art Nouveau o la generalización de la fotografía; así como, con la llegada masiva a los museos de las metrópolis de piezas artísticas de las culturas antiguas no grecolatinas y de las “artes primitivas” de las colonias. “Todo ello produjo una transformación del propio concepto de arte”, puntualiza el experto.

“En ese momento, la concepción de los orígenes y la naturaleza del arte que tenían los occidentales y los científicos del momento se redefine. A partir de ahí se reinterpretó el arte paleolítico en una clave simbólico-religiosa, al tiempo que se acepto la antigüedad del arte parietal”, concluye el investigador.

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Referencia bibliográfica:

Eduardo Palacio-Perez, “Cave art and the theory of art: the origins of the religious interpretation of Palaeolithic Graphic Expresion” Oxford Journal of Archaeology 29(1): 1-14, febrero de 2010

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

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