Suscríbete al boletín semanal

Recibe cada semana los contenidos más relevantes de la actualidad científica.

Agencia Sinc
Si estás registrado

No podrás conectarte si excedes diez intentos fallidos.

Si todavía no estás registrado

La Agencia SINC ofrece servicios diferentes dependiendo de tu perfil.

Selecciona el tuyo:

Periodistas Instituciones

Esos expresivos neandertales

Robustos, resistentes y de mediana estatura. Así definen a los Homo neanderthalensis los huesos fósiles hallados desde el siglo XIX. Pero cada vez más evidencias demuestran que los neandertales pudieron ser algo más. Por su probable comportamiento artístico y comunicativo, el apellido ‘sapiens’ que identifica a los humanos modernos podría no ser tan exclusivo como se pensaba.

Réplica de un Homo neanderthalensis
Réplica de un Homo neanderthalensis. Imagen por Fuzzyraptor.

El Homo sapiens comparte con el Homo neanderthalensis entre un 1% y un 4% de su ADN. Sus destinos se cruzaron en Oriente Próximo hace unos 80.000 años, cuando los humanos modernos salieron de África. Pero sapiens y neandertales comparten más que un puñado de genes.

Según una investigación, publicada hace pocos días en la revista Science, algunas pinturas de las cuevas de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo son 10.000 años más antiguas de lo que se pensaba, por lo que las poblaciones neandertales pudieron ser las autoras de las primeras pinturas rupestres que se dibujaron, en este caso, en la cueva de El Castillo (Cantabria) –hasta ahora atribuidas a poblaciones de sapiens–.

Las nuevas dataciones de 50 pinturas en 11 cuevas del norte de España, logradas gracias a la técnica de la serie del uranio, han demostrado, por ejemplo, que grandes puntos rojos de la cueva de El Castillo datan de hace al menos 40.800 años, lo que las convierte en las pinturas rupestres más antiguas de toda Europa.

En ese momento los humanos modernos no habían llegado aún, o iniciaban su andadura hacia Europa, donde coexistieron con los neandertales hasta que estos últimos se extinguieron hace 30.000 años.

El arte podría llevar la firma de los neandertales, nuestros parientes evolutivos más cercanos, que surgieron hace cerca de 400.000 años y se extendieron a lo largo de Europa y Asia Occidental. Pero para los científicos esta vena artística de los neandertales no es nueva.

Para los científicos esta vena artística de los neandertales no es nueva

Primeras pinturas rupestres

“Desde hace algunos años se defiende la capacidad simbólica de las poblaciones neandertales”, explica a SINC Marcos García Diez, uno de los autores del estudio publicado en Science e investigador en el Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Las primeras imágenes de arte rupestre, “muy posiblemente” realizadas por poblaciones neandertales, corresponden al menos a puntos, discos, líneas y formas; y “no debería descartarse la atribución a esta fase de manos en negativo y algunas formas geométricas, todo ello en color rojo”, señala García Diez, quien añade que los motivos figurativos, como animales y referencias a la figura humana, no corresponderían a esa primera fase creativa gráfica.

Como demuestran los datos arqueológicos contrastados en la Península Ibérica, las primeras figuras animales y humanas no pudieron tener más de 32.000 años, por lo que, para el investigador, la recreación artística de formas tangibles y reales es una capacidad propia de las poblaciones sapiens.

En cuanto al uso de materias colorantes, sobre todo de color rojo –óxidos de hierro–, las excavaciones arqueológicas en diferentes sitios señalan que su uso no estaba vinculado a actividades de ámbito doméstico o de subsistencia, como la conservación de alimentos o el enmangado de puntas a astiles, sino a la decoración corporal, “una actividad estrechamente vinculada a la estructura social de estos grupos”, indica el doctor en Prehistoria de la UPV/EHU.

A esto se añaden las pruebas de que estas poblaciones neandertales fabricaban y usaban colgantes. “Este tipo de evidencias están relacionadas con el adorno personal, indicando de nuevo un significado social relevante”, subraya el investigador. Además, hace 60.000 años en Europa los neandertales grababan huesos y piedras con motivos muy sencillos, como líneas simples, series y aspas. Son las primeras manifestaciones del llamado ‘arte mueble’, relacionado con un concepto artístico y gráfico.

Comunicar a través del arte

Esos huesos y piedras grabadas del arte mueble son también reflejo de capacidades comunicativas gráficas, con independencia de las sonoras. “Lo artístico, lo gráfico, más allá de la sensibilidad estética, es forma, y en consecuencia, símbolo de comunicación”, sugiere García Diez.

En Europa las evidencias más antiguas de comunicación artística asociadas a grupos neandertales son de hace unos 100.000 años, y unos 40.000 años más tarde ese tipo de manifestaciones ya empezaron a ser abundantes. “Son elementos de transmisión de información basados en la percepción visual y el reflejo de un comportamiento de comunicación y de interacción social”, asegura el científico.

Según Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) de Barcelona, el uso del fuego también podría implicar algún tipo de comunicación, así como la industria lítica compleja que exige una planificación de la herramienta de piedra. “Pero también está el tema de la lateralidad, la evidencia de que se utilice una mano de forma preferente sobre la otra. Esto solo se encuentra en humanos y está asociado al lenguaje”, explica a SINC Lalueza-Fox.

"La capacidad del lenguaje estaría presente en al menos tres especies humanas (sapiens, neandertales y denisovanos) y obviamente en sus antepasados comunes"

En niños, por ejemplo, el hecho de ser diestros o zurdos surge en el aprendizaje cuando empiezan a hablar. “La lateralidad se puede rastrear en el registro fósil mediante señales de corte en los dientes, cuando los individuos sujetaban la carne con la boca y la cortaban con instrumentos líticos. Dependiendo de si eran zurdos o diestros dejaban unas líneas hacia un sentido u otro”, añade el antropólogo.

Hablar o no hablar

Pero los neandertales también compartían con los humanos modernos los mismos cambios funcionales de un gen implicado en el lenguaje. En 2007, un grupo internacional de científicos publicó en la revista Current Biology el hallazgo de FOXP2, un gen muy conservado y capaz de activar o desactivar la expresión de muchos otros genes.

“En el resto de animales, la función de este gen es de tipo cerebral. Pero en sapiens ha habido dos mutaciones funcionales que hacen que el rango de genes que regula sea diferente. Y estos son los cambios que se han descubierto también en neandertales”, informa el experto del CSIC-UPF.

En 2009, la revista Nature publicó la lista completa de unos 100 genes que FOXP2 activa o no. Como este gen está implicado en el lenguaje y en funciones cerebrales importantes, lo poseen todos los vertebrados, y en humanos tiene dos variantes únicas, los investigadores sugieren que “la capacidad del lenguaje estaría presente en al menos tres especies humanas (sapiens, neandertales y denisovanos) y obviamente en sus antepasados comunes hace entre 600.000 y 800.000 años”, subraya Lalueza-Fox.

Sin embargo, no basta con poseer este gen. Para que haya comunicación entre individuos se requiere una estructuración neurológica y cognitiva, un aparato fonador para la emisión de un rango de sonidos, un aparato auditivo que permita entenderlo y, por último, un entorno social en el que se desarrolle el lenguaje. “Aunque se tengan todas las condiciones, si no existe el entorno social integrado en el que desarrolle esta capacidad, no se hablará”, asegura el experto. Y cada vez los científicos tienen más claro que los neandertales tenían ese entorno social.

¿Capacidades cognitivas inferiores?

Desde el siglo XX, a las poblaciones neandertales se les atribuía una “inferioridad” cultural respecto a las sapiens. En la actualidad, “las capacidades vinculadas a comportamientos socialmente complejos y a la esfera ideológica están plenamente presentes y desarrollados en las poblaciones neandertales”, afirma Marcos García Diez.

Para Lalueza-Fox, “nuestra especie no es tan diferente de otras especies humanas del pasado y no parece que biológicamente sea extraordinariamente diferente”. Además, por unas cualidades cognitivas cada vez más demostradas, el tradicionalmente considerado comportamiento sapiens no parece ser exclusivo de poblaciones sapiens, sino que podría ser compartido por neandertales.

“Se ha de romper definitivamente con la consideración tradicional de que el desarrollo biológico está estrechamente vinculado a un desarrollo cultural concreto y específico. Las capacidades operativas y cognitivas de poblaciones neandertales y sapiens presentaron vínculos de desarrollo muy estrechos”, concluye García Diez.

Al extinguirse, los Homo neanderthalensis dejaron un legado genético, cultural y social que no siempre es reconocido, pero que posiblemente contribuyó en parte a convertirnos en lo que somos hoy nosotros.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados