Contemplar a dos metros a una osa amamantando a sus tres crías, tocar el lomo, las orejas y el cuerno de un rinoceronte de 2.000 kilos o ver cómo una elefanta es curada como si de una persona se tratara son sensaciones que desde ahora cualquier persona puede vivir en el Parque de Cabárceno (Cantabria). Visita salvaje es el nombre al que este parque de 750 hectáreas, en el que viven en semilibertad 121 especies (todas en peligro de extinción) ha dado a una iniciativa con la que quiere acercar los animales salvajes a las personas y dar a conocer cómo día a día se les cuida.