Este virus común, que permanece de forma silenciosa en la gran mayoría de la población mundial, desencadena el lupus eritematoso sistémico al activar células inmunitarias que atacan los propios tejidos del cuerpo.
Lo que esperamos de la ciencia para las próximas décadas es que encuentren soluciones contra el cambio climático y otras amenazas que ponen en riesgo nuestra supervivencia y la del planeta.