En 2100 los océanos retendrán unas 310 gigatoneladas de dióxido de carbono generadas por la actividad humana, una cantidad suficiente como para disparar el inicio de la sexta extinción en masa que se producirá en los próximos miles de años. Esta es la conclusión a la que ha llegado un investigador estadounidense que ha asociado las perturbaciones que se han producido en el ciclo de carbono durante los últimos 542 millones de años con las cinco extinciones en masa anteriores.
Los suelos contribuyen en distinta medida a las emisiones de CO2 a la atmósfera. Un equipo de científicos, que ha analizado 35 tipos de suelos en España, ha medido las concentraciones de metoxifenoles, unas moléculas cuya composición se hace más compleja cuando aumenta el porcentaje de carbono del suelo. Los resultados permiten identificar, a partir de sus diferentes proporciones, los suelos con mayor capacidad para almacenar carbono.
La mayor parte de dióxido de carbono emitido a la atmósfera procede de las ciudades, por lo que la planificación urbana se convierte en una de las estrategias más potentes para mitigar el impacto ambiental. En este sentido, un grupo de científicos españoles ha desarrollado una nueva metodología para estudiar la huella del diseño urbano en las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por las ciudades.
Los suelos actúan de sumidero del CO2 que se emite a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, pero aún es difícil determinar la cantidad de carbono que se almacena en la superficie terrestre. Un nuevo estudio, que cuenta con la participación de la Universidad Rey Juan Carlos, revela que el almacenaje de carbono actual podría estar influenciado en mayor medida por el clima del pasado que por el clima actual.
Científicos andaluces han aportado nuevos resultados sobre la biocompatibilidad del grafeno, un tipo de carbono nanocristalino similar al vidrio, para la arquitectura celular. El estudio, pionero en Andalucía, se ha publicado en la revista Plos One.
Los ecosistemas terrestres absorben una cuarta parte del dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, que emiten los humanos a la atmósfera. Ahora un equipo internacional de científicos, con participación de la Universidad de Valencia, ha comprobado que el factor dominante en la regulación de los sumideros de carbono a escala local es la disponibilidad de agua en el suelo, aunque a escala global estén influenciados por la temperatura.
Las cenizas volcánicas de la erupción del Etna que se produjo en marzo de 2012 y el frío intenso del invierno anterior desencadenaron el crecimiento repentino y masivo de fitoplancton en la cuenca de Yerápetra, una fosa abisal de 4.430 metros de profundidad, uno de los ambientes marinos menos productivos del Mediterráneo oriental. Según el estudio, fue el mayor flujo de materia orgánica de las últimas décadas.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y otros centros internacionales han logrado estudiar por primera vez en condiciones similares a las del medio interestelar las propiedades de moléculas cargadas: los fullerenos, unas diminutas esferas de carbono. Los resultados demuestran la importancia que pueden tener estos fullerenos cargados como reserva de carbono en el universo.
Investigadores de la Universidad del País Vasco han participado en el desarrollo de una nueva ruta para producir carbino, cadenas de carbono extremadamente largas con propiedades mecánicas superiores a las del diamante y el grafeno. Para conseguirlo han utilizando nanotubos de pared doble como protector, ya que estas cadenas son muy inestables en condiciones ambientales.
Gracias a una novedosa técnica de rayos láser, un equipo internacional de científicos dirigidos por la Universidad Complutense de Madrid ha descubierto cambios en la dieta de los humanos de Atapuerca. Los análisis de muestras dentales de dos homínidos han revelado alteraciones relacionadas con el destete materno en uno de nuestros ancestros del Pleistoceno medio.