Francis Halzen ofrece una charla en la que presenta los últimos descubrimientos basados en una primera muestra de más de 100.000 neutrinos recogida durante el proyecto IceCube.
Ochenta y siete agujeros de más de 2,4 km de profundidad en la capa de hielo antártica constituyen un observatorio astronómico muy poco común. En cada agujero se desliza una cuerda que lleva anudados unos detectores del tamaño de pelotas de baloncesto. Detectan la tenue luz azul emitida en el hielo claro cuando los neutrinos atraviesan la Tierra. Los neutrinos son mensajeros cósmicos de los procesos más violentos en el universo: gigantescos agujeros negros que devoran estrellas en el corazón de los cuásares, o brotes de rayos gamma, las mayores explosiones desde el Big Bang. Los neutrinos nos dirán si hay partículas de materia oscura atrapadas dentro del Sol, partículas que también busca el Gran Colisionador de Hadrones. Tal vez nos revelen el origen de los rayos cósmicos.