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Fuente:
JOURNAL OF SLEEP RESEARCH 18(2): 221-228, junio de 2009.
Autor principal:
Edward O. Bixler.
Centro:
Facultad de Medicina del Estado de Pensilvania (EE UU).
Título original: Las mujeres duermen objetivamente mejor que los hombres y el sueño de las mujeres jóvenes se ve menos perturbado por los factores de estrés externos: la influencia de la edad y la menopausia.
Resumen: Los objetivos de este estudio fueron: (i) valorar las diferencias en función del sexo en los patrones objetivos de sueño en una muestra de la población general; (ii) valorar la influencia de la menopausia y el tratamiento hormonal (TH) en el sueño del mismo grupo de personas; y (iii) examinar las diferencias en función de sexo en la capacidad de los factores de estrés externos para perturbar el sueño.
Los participantes eran (i) 1.324 sujetos sin problemas para dormir, seleccionados entre la población general del centro de Pensilvania, que pasaron una noche en el laboratorio del sueño y (ii) 66 voluntarios jóvenes y con buena salud cuyo sueño fue perturbado durante la cuarta noche por un factor de estrés externo consistente en una extracción de sangre de 24 horas (la media de las noches 2 y 3 frente a la noche 4).
En comparación con los hombres, las mujeres de la muestra de la población general tuvieron un tiempo de sueño significativamente mayor, un porcentaje menor de fase 1 y un porcentaje mayor de sueño de onda lenta. También se vio que la menopausia, en ausencia de TH, estaba relacionada con una prolongación de la latencia del sueño y una disminución del sueño profundo.
Finalmente, las mujeres jóvenes y con buena salud, comparadas con los hombres, experimentaban menos perturbación del sueño a causa de las extracciones de sangre, como lo indicaba el cambio significativamente menor en el porcentaje del tiempo de sueño y en el porcentaje del sueño en fase 1.
Estos hallazgos indican que, para las distintas edades, las mujeres sin problemas de sueño duermen objetivamente mejor que los hombres, y que el sueño de las mujeres jóvenes se ve menos perturbado por los factores de estrés externos. Además, las hormonas sexuales ejercen una influencia beneficiosa en el sueño de las mujeres.
Este dimorfismo sexual en la regulación del sueño puede que sirva para proteger a las mujeres frente a las exigencias del cuidado de los bebés y los niños, y en parte podría contribuir al menor riesgo cardiovascular y la mayor longevidad que tienen las mujeres.
Autores: Bixler, Edward O.; Papaliaga, Maria N.; Vgontzas, Alexandros N.; Lin, Hung-Mo; Pejovic, Slobodanka; Karataraki, María; Vela-Bueno, Antonio; Chrousos, George P.
Direcciones: Facultad de Medicina del Estado de Pensilvania (EE UU), Universidad Autónoma de Madrid, Instituto Nacional de Salud (EE UU), Universidad de Atenas (Grecia).
C ontacto: avgontzas@psu.edu .