Javier L.

Las afirmaciones de este artículo me parecen ridículas. Carezco de amígdala desde los 3 ó 4 años de edad (en este momento tengo 54). Me las extrajeron al operarme de nariz y garganta a esa edad y tengo temores comunes y corrientes, como a las arañas y serpientes (mencionadas en el artículo como ejemplos a los que se sometió esta supuesta persona sin amígdalas), a las alturas, etcétera