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Elizabeth Bugie Gregory, la microbióloga ‘invisible’ que tumbó la tuberculosis

Elizabeth Bugie Gregory
 Elizabeth Bugie Gregory descubrió la estreptomicina. / Wearbeard

El 5 de octubre de 1920 nació Elizabeth Bugie Gregory, bioquímica estadounidense que descubrió la estreptomicina, el primer antibiótico activo contra la Mycobacterium tuberculosis, la bacteria que causa la mayoría de casos de tuberculosis y que era una de las principales causas de muerte en todo el mundo en la década de los 40.

Sus compañeros de investigación, Selman Waksman y Albert Schatz, no quisieron otorgarle ningún reconocimiento público. Incluso cuando Waksman ganó el Premio Nobel de Medicina en 1952 por este hallazgo, Bugie consiguió una parte ínfima del premio monetario, un 0,2 %, en comparación con el 10 % de Waksman y el 3 % de Schatz. De hecho, su nombre ni aparece en la patente de este antibiótico porque Waksman y Schatz argumentaron que “algún día se casaría y tendría una familia”, creyendo que dejaría su carrera científica tarde o temprano. Sucedió todo lo contrario.

Continuó investigando sobre el desarrollo y optimización de otras sustancias antimicrobianas, como la flavicina y el chaetomin; trabajó en la micromonospora, una glucoproteína pigmentada activa contra las bacterias grampositivas como la listeria o los estreptococos; analizó la grafiosis, una enfermedad fúngica que afecta al olmo holandés; y fue contratada por el laboratorio Merck para investigar el ácido pirazinoico y la penicilina como posibles antibióticos para la tuberculosis. Tras casarse y formar una familia con el microbiólogo Francis Gregory, regresó a los estudios para decantarse por la biblioteconomía.

Su hija, la microbióloga Eileen Gregory, afirma que su madre era “una persona fascinante y a la que le encantaban los retos, con una mente prodigiosa y analítica a la que no le importaba en absoluto la fama”. Su contribución científica salvó a millones de personas, a pesar de que la historia no le ha brindado el reconocimiento merecido.

Fuente:
SINC
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