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El 99% del universo visible existe en forma de plasma, también conocido como el cuarto estado de la materia, que es, ni más ni menos, un gas cargado eléctricamente. El corazón del Sol es un plasma sometido a gigantescas temperaturas y presiones, tan grandes, que los núcleos de hidrógeno se fusionan para dar lugar a helio. Durante este proceso se libera una enorme cantidad de energía. Después de dominar la fisión nuclear, inicialmente liberada en las bombas atómicas, para obtener energía eléctrica aprendimos a liberar energía de fusión en las bombas de hidrógeno, o termonucleares, pero aun no hemos aprendido a utilizarla de forma controlada, industrialmente.
Los primeros intentos de laboratorio tienen ya muchos años, y la comunidad internacional se ha embarcado ahora en el proyecto del Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER), que se desarrolla en Francia.
La fusión nuclear, a diferencia de la fisión, podría ser una fuente de energía más limpia y más segura, cuyo ingrediente principal es el hidrógeno, del que hay mucho en el agua. Pero no es una tecnología sin riesgo, todavía no sabemos dominarla, ni tan siquiera hacerlo de manera productiva. Porque se trabaja con un plasma a 150 millones de grados, que debe ser mantenido de forma confinada y estable, y que proporcione más energía de la necesaria para que exista. Una solución a muy largo plazo, suponiendo que al final el resultado sea positivo.
Manuel Toharia, director científico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias nos hablará en profundidad sobre el presente y el futuro de la energía de fusión.