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Un estudio publicado esta semana en la revista BMJ Global Health muestra cómo canes entrenados, protagonistas esta semana del Cienciaalobestia, pueden detectar a las personas que portan el SARS-CoV-2 hasta con un 98 % de precisión.
Se dice que el perro es el mejor del hombre y ciertamente hay estudios que lo respaldan: reduce los niveles de estrés, mantiene activos a sus dueños más mayores y les ayudan a socializar. Ahora, estos animales suman otra tarea en su ayuda a la humanidad: impedir la propagación de la covid-19 gracias a su olfato.
Un trabajo realizado por investigadores del Hospital Universitario (HUS) y la Universidad de Helsinki (HU) asegura que los perros rastreadores pueden detectar con precisión a los pasajeros del aeropuerto infectados con SARS-CoV-2. La investigación se ha publicado en la revista de acceso abierto BMJ Global Health.
Los datos preliminares sugieren que los canes, entrenados durante algunas semanas, descubren el virus con una precisión comparable al de una PCR, la técnica más popular hasta hora para hallar a las personas infectadas.
Anteriores artículos ya apuntaban cómo los perros son capaces de detectar distintos compuestos orgánicos volátiles liberados durante procesos metabólicos en el cuerpo, incluidos los generados por infecciones bacterianas, virales y parasitarias.
Los expertos sugieren que su ayuda podría ser especialmente útil tanto para el seguimiento de los pacientes en las primeras etapas de futuras epidemias –a falta de otros recursos– como para contener pandemias que ya estén en curso, ya que estos mamíferos poseen un olfato muy agudo y pueden captar olores a niveles muy bajos, por lo que pueden superar cualquier técnica mecánica disponible hoy en día.
Los investigadores adiestraron a cuatro perros para rastrear el SARS-CoV-2 en la primavera de 2020 en situaciones reales. Cada uno de ellos había sido entrenado previamente para buscar drogas ilícitas, mercancías peligrosas o, incluso, cáncer.
Primero, para ensayar sus habilidades de detección 420 voluntarios proporcionaron muestras de piel. Después de realizarles una PCR, 114 dieron positivo en SARS-CoV-2 y el resto, negativo. Las muestras se presentaron aleatoriamente a cada animal durante siete sesiones de prueba.
En general, la precisión diagnóstica de todas las muestras olfateadas fue del 92 %, tanto para detectar a aquellos que tenían la infección (sensibilidad) como a los que no la tenían (especificidad).
En la segunda fase del estudio los perros ya fueron puestos a prueba en el Aeropuerto Internacional de Helsinki-Vantaa (Finlandia), entre septiembre de 2020 y abril de 2021. Los resultados de PCR y rastreadores coincidieron en un 98 % de las muestras tomadas en el aeropuerto.
Los responsables del estudio sugieren que “esos animales adiestrados podrían usarse tanto en sitios de alta prevalencia de SARS-CoV-2, como hospitales, como en sitios de baja prevalencia, como aeropuertos o puertos para ahorrar tiempo y recursos”.
Eso sí, los investigadores advierten que los perros entrenados para olfatear otras sustancias pueden confundirlas con SARS-CoV-2. Asimismo, “el período de almacenamiento requerido de las muestras de voluntarios para el entrenamiento inicial también puede haber afectado la viabilidad de los compuestos orgánicos volátiles”, comentan.
Por otra parte, un hallazgo clave fue que los canes tuvieron menos éxito al identificar la variante alfa del virus, ya que fueron entrenados para detectar la variante primaria. Para los autores, “esta observación es significativa, ya que demuestra el poder discriminatorio de los rastreadores”.
“Nuestras observaciones preliminares sugieren que estos animales enseñados con una variante concreta del virus pueden volver a entrenarse en unas pocas horas para detectar el resto”, concluyen.