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El Parlamento británico ha sido el primero en el mundo en aprobar el procedimiento reproductivo que evita enfermedades mitocondriales gracias a la unión del material genético de dos mujeres y un hombre. Antonio Requena, director general médico de IVI, explica a los lectores de Sinc en qué consiste esta técnica de vanguardia, y aclara que las reticencias no proceden de la comunidad científica, sino de la eclesiástica.
Ayer se aprobó desde el Parlamento británico el procedimiento reproductivo conocido popularmente como “el embrión de tres padres”. Se trata del primer país que aprueba el uso de esta técnica, que consiste en unir el núcleo del óvulo de la paciente con el citoplasma del óvulo de una donante, para ser fecundado posteriormente por el espermatozoide de la pareja, con el fin de evitar la transmisión de enfermedades degenerativas ligadas al ADN de la mitocondria de la mujer.
Antonio Requena, director médico de IVI.
Ante todo, debemos ser conscientes de que este proceso dota al embrión de ADN de dos mujeres: el nuclear de la paciente y el mitocondrial de la donante, aunque la realidad es que este último no transmite los rasgos genéticos al nuevo individuo.
Pero ¿realmente podemos hablar de un bebé con dos madres y un padre? Al margen de que las etiquetas deberían quedar aparte en la reproducción asistida, lo cierto es que esta técnica dota al embrión de prácticamente la totalidad de información genética de sus progenitores. Únicamente un 0,1% pertenecería al ADN mitocondrial de la mujer que donó su óvulo sano.
Por tanto, es evidente que, como dice el refrán, “madre no hay más que una”, al igual que así lo consideramos cuando se trata de otras técnicas como las donaciones de semen y óvulos o la maternidad subrogada –que, si bien está prohibida en España, se realiza en otros países–.
Finalmente fueron 382 los votos que se declararon a favor de la técnica, frente a los 128 que lo hicieron en contra. A ello se suman los enfrentamientos ideológicos entre aquellos que han luchado fervientemente por la legalización de la técnica y los que la reprueban con vehemencia.
La vanguardia provoca miedos
Mientras que los sectores científico y médico, aferrados a la utilidad, seguridad y eficacia de este procedimiento, defienden a ultranza su uso, el ámbito eclesiástico se echa las manos a la cabeza ante lo que tildan de “técnica radical”, fieles a su conservadurismo.
Estamos hablando de un paso más en el sector reproductivo, para avanzar y para ayudar a todas aquellas parejas que desean ser padres de un niño sano.
Sin embargo, no debemos perder de vista que se trata de una técnica experimental que, hasta el momento, solo se ha probado satisfactoriamente en primates, por lo que, en caso de legalizarse en España y de forma inicial, esta técnica debería aplicarse exclusivamente en casos con la gravedad suficiente para justificar su uso no probado en humanos.
La vanguardia siempre trae consigo miedos, dudas, incertezas, reticencias… Es una batalla que aquellos que creemos en nuestra vocación estamos dispuestos a lidiar desde la perseverancia y el trabajo, derribando así esas barreras que privan a la medicina de grandes soluciones para la humanidad.