Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han comparado diversos modelos de predicción de cosecha para recomendar cuándo y cómo estimar de la forma más precisa el rendimiento de un viñedo y así optimizar su gestión.
Un proyecto de investigación del Campus de Excelencia Internacional ceiA3 y de la Universidad de Córdoba logra reducir al cincuenta por ciento la densidad de población de la mosca del olivo con un sistema biológico. Este díptero puede producir hasta el 40% de pérdida en la producción de los olivares.
¿Por qué algunos insectos depositan sus huevos en unas nueces y no en otras? La respuesta se encuentra en el olor que desprenden estos frutos cuando están rotos y, por ello, es importante diferenciar los aromas de las nueces enteras y de las dañadas.
Un proyecto europeo, en el que participa el Centro de Investigación en Agrigenómica, está evaluando un sistema alternativo de producción de arroz. La práctica consiste en inundar los campos de dos a cinco centímetros de agua, dejarlos secar hasta que el suelo llegue al límite de humedad necesaria e inundarlos de nuevo. El nuevo método puede reducir entre un 15% y un 30% el consumo de agua y hasta un 48% de emisión de metano, sin disminuir la producción.
Para dotar a los agricultores y demás agentes de una herramienta para evaluar el impacto de sus prácticas agrícolas sobre la salud de sus cultivos y suelos, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia ha creado las nuevas ‘Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrícolas-TSEA’. Estos manuales son una versión mejorada de las tarjetas creadas en los años 80 por el departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Un estudio, con participación del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, en el marco del proyecto europeo de investigación Practical Implementation of Coexistence in Europe (PRICE), señala las medidas a seguir para evitar la presencia accidental de maíz MG en campos convencionales.
Científicos españoles han conseguido desarrollar un nuevo tipo de vino con hasta cuatro grados menos de alcohol sin que varíe su equilibrio sensorial. El método empleado consiste en el empleo de levaduras no convencionales que respiran parte del azúcar de la uva gracias a un aporte controlado de oxígeno.
Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro del CSIC) y la Universidad de Salamanca han estudiado las bacterias que en simbiosis con la alfalfa aumentan la producción de este importante cultivo forrajero. Según el estudio, al seleccionar las cepas adecuadas de microorganismos se compensan las pérdidas que provoca la acidez del suelo sin necesidad de agregar fitoquímicos.
Imagen captada por el satélite Terra de la NASA donde se aprecia el vertido / NASA