El águila culebrera, Circaetus gallicus, es una especie que se alimenta fundamentalmente de reptiles. Sin embargo, el análisis detallado de su alimentación durante la migración ha revelado, por primera vez, evidencias de la presencia de invertebrados en la dieta de los ejemplares más jóvenes.
El trabajo de investigadores del CSIC, publicado en la revista Journal of Raptor Research, muestra la presencia de escolopendras y, en menor medida, mantis religiosas, en la dieta de los ejemplares juveniles. El águila culebrera, una rapaz diurna de tamaño medio (que se caracteriza por sus ojos de un color amarillento anaranjado y unas patas largas y escamosas con dedos cortos), se alimenta principalmente de serpientes, constituyendo el 95% de sus capturas; otros reptiles y, ocasionalmente, aves y mamíferos.
Este drástico cambio podría deberse a la gran concentración de rapaces durante la migración en la zona de estudio, el estrecho de Gibraltar, y a la competencia por los reptiles. “Los juveniles de águila culebrera, al ser excluidos por los adultos de las mejores zonas de caza, explotan un recurso muy abundante en este lugar durante la última fase del verano: las escolopendras”, señala Miguel Ferrer, investigador del CSIC y presidente de la Fundación Migres.