Las nanopartículas de oro insertadas en microcápsulas de resina podrían aumentar la eficacia de los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, al actuar in situ desde el interior de los tumores. De esta forma, según el estudio del un equipo internacional con participación de la Universidad de Zaragoza, se lograría reducir los habituales efectos secundarios en los tejidos sanos.
Investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona han estudiado la toxicidad de nanopartículas de óxido de hierro analizando marcadores genéticos en el gusano C. elegans. El estudio, realizado en parte en el sincrotrón ALBA, señala que las diminutas partículas pueden ser captadas por las células intestinales, interaccionar con los lípidos celulares y activar mecanismos celulares de estrés oxidativo.
Investigadores de TECNALIA y del instituto francés ICMCB-CNRSS han desarrollado una técnica avanzada para producir nanopartículas de tobermorita, un tipo de mineral encontrado en construcciones de hormigón de la época romana y que podría ser la clave de su durabilidad. El método demuestra la posibilidad de obtener tobermorita a 400 ºC, cuando se creía que era imposible por encima de 200 ºC.
Un experimento con nanopartículas de oro inhaladas por humanos y ratones ha confirmado, como se sospechaba, que las diminutas partículas que respiramos en entornos contaminados se transfieren del pulmón al torrente circulatorio, acumulándose más en las zonas inflamadas de los vasos sanguíneos. El hallazgo ayuda a explicar la asociación entre contaminación del aire y enfermedades cardiovasculares.
Científicos españoles van a usar nanopartículas para detectar lesiones del sistema cardiovascular. Las aplicarán en el desarrollo de nanomateriales biocompatibles para mejorar las imágenes in vivo y desarrollar un sistema de detección rápida de marcadores moleculares en muestras de sangre.
Con periódicos como fuente de celulosa y azúcar para sintetizar nanopartículas de carbono, investigadores de la Universidad del País Vasco han desarrollado un material que puede ser útil como sensor celulósico, ya que sus componentes responden a estímulos. Por ejemplo, su fluorescencia varía en presencia de distintos metales, una propiedad que se puede usar para detectarlos.
Científicos del Donostia International Physics Center y el Centro de Física de Materiales, junto a colegas de Cambridge, han creado una lente que puede concentrar la luz en dimensiones inferiores a las de un átomo, lo que la convierte en la más pequeña fabricada hasta ahora. Los investigadores han utilizado nanopartículas de oro para desarrollar estas lentes focalizadoras, que permiten ver enlaces químicos individuales en las moléculas.
Científicos de las universidades Rovira i Virgili y la alemana de Sarre han conseguido la primera prueba directa de cómo las nanopartículas, con un tamaño superior a 5 nanómetros, pueden atravesar la bicapa lipídica que rodea las células. El experimento, realizado con nanopartículas hidrófobas de oro recubiertas de lípidos, plantea la revisión de las normas de seguridad sobre toxicidad en nanomateriales.
Investigadores de la Universidad de Zaragoza han desarrollado y patentado un nuevo catalizador con nanoestructuras de plata para producir de forma más eficiente, económica y sostenible el óxido de etileno. Este compuesto orgánico es clave para fabricar anticongelantes, perfumes, lubricantes y disolventes, entre otros productos.
Investigadores de la Universidad Autónoma de la Autónoma han analizado con pinzas ópticas la orientación de partículas nanométricas cilíndricas, denominadas nanorods, cuando son atrapadas. Esta técnica permite atrapar y operar mediante la luz, de manera delicada y precisa, pequeños objetos. Conocer la orientación del objeto atrapado es fundamental para su correcta manipulación y aplicación.