Observaciones del telescopio espacial han permitido a un equipo de astrónomos determinar la composición atmosférica de este exoplaneta gigante, que contiene metano, agua y monóxido de silicio. Los datos indican también que se formó en una región lejana y fría, con abundancia de hielo y metano, antes de migrar hacia su actual órbita, muy próxima a su estrella.
Un equipo internacional de investigadores, en el que ha participado el Centro de Astrobiología, ha encontrado pruebas inequívocas de la existencia de una estratosfera en el exoplaneta WASP 121b, un gigante gaseoso situado a unos 900 años luz de la Tierra. Su atmósfera llega a alcanzar los 2.230 ºC, una temperatura capaz de fundir el hierro.