La Universidad de Zaragoza ha participado en una expedición a la Antártida con un estudio que permitirá cuantificar de forma precisa la contaminación química del agua. La investigación permitirá definir la contaminación real, no sólo mediante niveles globales, como ocurre hasta ahora, sino indicando el nivel de toxicidad, en función de si los metales están disueltos en el líquido o se encuentran asociados a coloides o plantas. Los investigadores compararám el fitoplancton antártico con el de mares cálidos alterados por el ser humano.
A pesar de las lluvias de esta semana en toda la Península Ibérica y del consecuente rebosamiento de los embalses, el problema de la sequía en España sigue latente. Durante la Conferencia Internacional sobre Escasez de agua y Sequía inaugurada hoy en Madrid, la ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) Elena Espinosa ha resaltado los esfuerzos institucionales para gestionar “este recurso finito”. En un acto paralelo, las organizaciones ecológicas y sociales manifiestan, botijo en mano, su desacuerdo con las políticas hidrológicas del gobierno.
Elena Espinosa junto a Janusz Zaleski durante la conferencia internacional inaugurada hoy.
El agua procedente del río Tajo ha empezado a cubrir esta mañana la turba del Guadiana en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, según ha informado en un comunicado el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y marino (MARM).
Helena Eixarch y Mònica Campas, investigadoras del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) de Sant Carles de la Ràpita, en Palma de Mallorca, han desarrollado Alarmtox, un sistema de detección fiable de biotoxinas que garantize la calidad tanto de las aguas continentales como la de los productos de pesca y acuicultura para el consumo humano.
Los resultados principales de este trabajo llevado a cabo por el grupo de investigación en Salud Pública y Ecotoxicología “ToxAmb” de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) muestran la presencia de 55 medicamentos y 3 metabolitos de los principales grupos terapéuticos en los ríos más importantes de la Comunidad de Madrid y en el agua potable de las principales zonas de abastecimiento de la región. Se trata de los llamados “contaminantes emergentes”.