La presencia de grandes cantidades de algas marinas en las áreas costeras puede influir en el clima, según investigadores de la Universidad de Manchester. El estudio recoge que las grandes algas marinas marrones, cuando están sometidas a estrés, liberan grandes cantidades de yodo inorgánico a la atmósfera costera, donde pueden contribuir a la formación de nubes.
Elena Colmenero, ayudante del departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, ha participado en una investigación que ha publicado la revista Science acerca de cómo afecta el dióxido de carbono (CO2) a un tipo de algas microscópicas denominadas cocolitóforos. El novedoso estudio, de la Universidad de Oxford y el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, indica que con un aumento de CO2 se incrementa a su vez la calcificación de la cubierta exterior de estas algas, al contrario de lo que ocurre con los corales, que tienden a desaparecer.
Algas dañinas se aprovechan del cambio climático