Dicen que la primavera la sangre altera, y el sistema inmune, también. Picores, irritación, estornudos y dificultad para respirar trastornan el bienestar de quienes sufren los estragos del polen. Es solo uno de los agente externos ante los que nuestro ejército inmunitario muestra una reacción exagerada, y cada vez hay más afectados: en 20 años, la mitad de la población española será alérgica a alguna sustancia.
Investigadores de la Universidad de Extremadura han comprobado que los niveles de polen de ciertas plantas, como las gramíneas o las cupresáceas, se pueden disparar antes o después del momento álgido de la floración. La “resuspensión” del polen y su dispersión a largas distancias están detrás de este fenómeno, de gran interés para predecir las alergias.
El captador de polen usado en el estudio se localiza en la Escuela de Ingenierías Agrarias (UNEX), en Badajoz.