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Un consorcio internacional acaba de ampliar en 200 millones de letras lo que sabíamos del genoma humano, que incluyen por lo menos 115 nuevos genes que desconocíamos.
Tras las imágenes difundidas la semana pasada por una ONG, la comunidad investigadora condena el maltrato animal cometido en un laboratorio madrileño, pero sostiene que la experimentación animal es una de las actividades científicas más estrictamente reguladas, y es aún necesaria para el desarrollo de propuestas terapéuticas frente a enfermedades humanas y animales.
El desconocimiento produce desazón, angustia, desasosiego. Saber qué nos pasa nos reconforta. Esto puede ser difícil de entender para quien no haya vivido estas situaciones, pero en toda familia en la que se instala una enfermedad rara su lucha inicial se centra en conseguir un diagnóstico, lograr saber por qué aquel hijo o hija ha nacido con esa enfermedad poco frecuente, inesperada.
Las terapias génicas basadas en CRISPR para curar enfermedades todavía tardarán en llegar. Quizás no sea este el titular que quisiéramos leer, pero es el mensaje que hay que repetir para no generar falsas expectativas sobre esta potente herramienta de corta-pega genético.
La versatilidad y sencillez de las herramientas de edicición genética CRISPR ha catapultado la aparición de múltiples aplicaciones, incluidas nuevas terapias humanas. También abre la posibilidad de modificar nuestro genoma de forma irreversible. Por ello, un grupo de investigadores y miembros de comités de ética institucionales europeos hemos publicado un documento en el que intentamos promover la discusión de los beneficios y riesgos. Ha de ser un debate entre expertos y la sociedad para ayudar a definir los cambios legislativos que deberán acometerse en un futuro próximo.
Ante campañas de recogida de fondos como la del padre de Nadia, lo primero que deberíamos preguntarnos es qué hospital, qué profesional o equipo de trabajo está llevando el caso. No es razonable invocar a la existencia de expertos internacionales, desconocidos por los profesionales sanitarios de nuestro país, con terapias tan avanzadas que son ignoradas aquí.