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QUENTIN WHEELER, TAXONOMO ESTADOUNIDENSE

"El reto de la taxonomía es analizar de forma crítica el 1,8 millones de especies que ya conocemos"

Investigador empedernido de especies, particularmente del grupo de los escarabajos, Quentin D. Wheeler, taxónomo y decano de la Universidad del Estado de Arizona (EEUU), trabaja para que parte de los más de 8 millones de especies encuentren su lugar en nuestro conocimiento, y sean clasificadas y nombradas como signo de su paso por este mundo. A finales de enero, presenta The new Taxonomy, monográfico que revitaliza una de las ciencias más desconocidas.

Quentin Wheeler
El taxónomo estadounidense Quentin Weeler. Foto: SINC.

La Taxonomía es una de las disciplinas científicas más desconocidas. Los taxónomos reivindican su derecho al reconocimiento, tal y como se merecen las especies que comparten los ecosistemas con el ser humano. Este reto se suma a la voluntad de Quentin Wheeler por universalizar esta práctica, que se inviertan más fondos en acelerar el proceso de codificación y que, en definitiva, se llegue a conocer a "esas grandes indocumentadas" antes de que sea demasiado tarde y desaparezcan.

En la actualidad, Wheeler estudia grupos diferentes dentro de los escarabajos. En el pasado trabajaba con escarabajos asociados a hongos, pero ahora vive en el desierto de Arizona y no encuentra muchos hongos. En esta zona del suroeste de EEUU, existe un grupo llamado beetleodis, muy difícil de identificar: hay unas 140 especies descritas y sólo una docena de personas que las pueden identificar.

¿Qué tienen los escarabajos de especial que ha basado casi todas sus investigaciones en ellos?

Es una pregunta dirigida a todos los taxónomos. ¿Por qué cada uno de nosotros nos sentimos atraídos por un grupo? Para mí, los escarabajos son simplemente preciosos. Son increíblemente complejos y cuanto más los miras, más preguntas te haces sobre su infinita diversidad. Conocemos hasta ahora alrededor de medio millón de escarabajos. Es el grupo más diverso del mundo. Además son muy interesantes a nivel biológico. El grupo el grupo de los beetleodis no tiene alas, una razón por la que las especies son confusas. No son muchos ejemplares y no se reproducen rápidamente pero si te acercas a uno, su método de defensa es agachar la cabeza y levantar la parte trasera de su cuerpo expulsando una sustancia química que les permite protegerse y no ser devorados. Es fascinante observar este tipo de comportamiento y nos permite comprender cómo han evolucionado. En este caso concreto, no sabemos todavía cómo se han integrado al grupo.

¿Se encarga usted mismo de salir en su búsqueda en diferentes países?
Intento ir a cuantos pueda, pero siempre depende del dinero que se invierta en ello. En realidad, gran parte de la taxonomía está basada en pedir especimenes, así que si se realiza un estudio concreto de entendimiento de la especie. Se piden prestados 10.000, 20.000 o 30.000 ejemplares a museos. Se recopilan en un mismo lugar y luego se hacen comparaciones, por lo que al final es una combinación y recopilación de museos, de ejemplares prestados y de búsqueda y recogida propias.

¿No es el trabajo de campo la imagen ideal del taxonomista?

Sí, efectivamente, es mi imagen también. Me encanta el trabajo de campo, es lo más divertido. No obstante, no es práctico, o al menos que esperes toda tu vida los resultados de un único proyecto. Es imposible estar en todas partes. Por fortuna, los museos han acumulado ejemplares de los últimos 200 años así que la mayoría del trabajo de campo ya está hecho. Lo que hacemos es identificar un área donde pensamos que puede haber especies todavía sin documentar y centrar el trabajo de campo en completar los ejemplares perdidos de las colecciones de museos.

¿Cuántas especies se identifican cada año?

En animales, aproximadamente unas 20.000 especies. Parecen muchas pero en realidad no lo son si lo comparamos con todo lo que nos queda por identificar, es decir unas 8 millones. Nos va a llevar mucho tiempo identificar todo, por lo que nos tenemos que dar prisa.

Con el nuevo sistema de trabajo que propone, digitalizando los conocimientos ya adquiridos y poniéndolos a disposición de todos los taxónomos del mundo, ¿cuánto podría aumentar la media de especies identificadas por año?

Actualmente, estamos escribiendo una gran propuesta para la Fundación Nacional de Ciencia Norteamericana. Dependiendo de las subvenciones que se entreguen, podremos ver cuánto se puede acelerar. Estoy trabajando con una persona especializada en la fabricación de sistemas de imagen digital y está colaborando con nosotros por el momento de forma voluntaria para intentar crear el sistema que queremos. Ya estamos trabajando en ello con ciertas especies pequeñas. Lo que va a ser necesario en próximas generaciones es la mejora de la infraestructura. He trabajado durante tres años en la Fundación Nacional de Ciencia y es obvio que lo próximo va a ser enfatizar en la ingeniería científica estadounidense, sobre todo en infraestructura. Por ello, museos y taxónomos tienen que organizarse para que cuando el momento llegue, estemos preparados para aprovecharlo inmediatamente en vez de dejarlo pasar.

Por mucho que nuevas especies sean identificadas cada año, habrá otras tantas que serán descubiertas. ¿Será posible algún día conocerlas todas?

No creo que nadie piense que es literalmente posible conocerlas todas, pero el reto de los taxónomos no es únicamente descubrir nuevas especies sino analizar de forma crítica el 1,8 millones que pensamos ya conocer. Nunca podrás conocer la nuevas porque pertenecen a otros lugares, los límites no están claros. Cualquiera de estas dos cosas es un increíble reto, tanto el analizar las que ya conocemos como el identificar a las otras. Sin embargo, tenemos que hacer las dos cosas a la vez, lo que es aún más difícil. Lo triste es que los taxónomos han sido mal valorados durante tantos años que no quieren pensar en hacer más. No es así cómo la ciencia encuentra sus fundamentos. Se viaja al espacio, a la luna, a Marte, se busca vida en otros planetas, se invierten millones de dólares en ello, y eso parece ser la gran Ciencia, es como si fuera lo normal en nuestra época.

A mi también me interesa la exploración del espacio, si hay o ha habido vida en Marte, pero también sabemos que hay vida aquí en la tierra, y sabemos también que si ésta no se documenta se extinguirá a lo largo de este siglo. Cientos de miles, incluso millones de especies se perderán para siempre si no se hace nada. Aunque no tengamos tiempo de reconstruir toda la evolución para entender cuántas especies hay, utilizando las buenas herramientas, los científicos podrían seguir debatiendo sobre los detalles de la evolución de las especies. Lo excitante es que nosotros mismos formamos parte de esa evolución. Si de verdad queremos entendernos a nosotros mismos, tenemos que vernos en el contexto de la evolución de la vida en este planeta.

Estamos perdiendo la oportunidad de documentar sobre ello. No me queda más que creer que encontraremos de alguna manera los argumentos adecuados que el público no conoce. Muchas veces pensé que no se trataba de la tierra pero los humanos están gastando millones y millones para intentar encontrar evidencias sobre la existencia de microorganismos hace millones de años en Marte. Lo peor es que se están dejando extinguirse a millones de especies alrededor. Sería más barato investigar sobre las especies que están en la tierra y ni siquiera se está haciendo el esfuerzo. Si se descubrieran diez millones de especies en Marte y supiéramos que muchas de ellas se extinguirían en los próximos años, estoy seguro de que gastaríamos todos los dólares que fueran necesarios para poder identificarlas antes de que se extingan.

Parece irónico que con el cambio global ciertas especies vayan a desaparecer, y que muchas de ellas todavía sigan sin ser identificadas…

Es cierto, y tampoco sabemos cuáles serán las consecuencias. ¿Cuántas de estas especies nos podemos permitir perder antes de que el sistema llegue a conocerlas? Podemos perder algunas indudablemente, pero no sabemos cuáles ni cuántas. Da miedo. Por esa razón práctica necesitamos saberlo.

Linneo fue descrito como un “poeta que se convirtió en naturalista”. ¿Se podría aplicar a sí mismo esa misma característica?
No soy un conferenciante muy romántico. No he leído tanto sobre Linneo como debería para entenderlo de verdad. Pero pienso que existe un lado artístico en el hecho de hacerte taxónomo. Puedes emocionarte con la belleza del mundo natural al intentar comprender el modo en que estas increíbles estructuras han evolucionado o no. Pienso que hay un fuerte componente estético unido a ello, un aspecto que como científico no se debería admitir, porque justamente puede parecer acientífico. No obstante, es una forma especial de motivar a los taxónomos en la historia natural. Deberíamos aprovecharnos de esto ya que una persona normal no podría apreciarlo. A veces, intentamos distanciarnos, nos ponemos nuestros trajes de laboratorios diciendo que no estamos influenciados, pero en el fondo sí.

¿Quién sería el Linneo del siglo XXI?
Espero que sea una comunidad en vez de un individuo. Espero que lleguemos a tener las herramientas necesarias para trabajar juntos, y que todos podamos ser o tener algo de Linneo, que de alguna manera cualquiera que quiera serlo, lo consiga gracias a un acceso abierto a todos los elementos. La mayoría de la biodiversidad desconocida se produce en los países empobrecidos y la mayoría de los coleccionadores están en el mundo enriquecido. Siempre ha existido una seria limitación en lo rápido que podemos aumentar el conocimiento. Si la gente de los países empobrecidos que lucha por hacer taxonomía pudiera tener acceso a todos los ejemplares, a los datos y a los documentos, aceleraría considerablemente la búsqueda y la descripción. En Brasil, pro ejemplo, se está haciendo actualmente muy buen trabajo.

¿Cuáles son los países más importantes para la taxonomía?
Es una pregunta imposible porque hay demasiadas formas de responder a ella. Los mayores rastros de la selva inexplorada, principalmente la tropical, están en Indonesia, la cuenca amazónica o la del Congo. En África, por ejemplo, se encuentran los tres elementos obvios más importantes de los que sabemos que no sabemos mucho sobre lo que pasará. Pero la realidad es que cada taxónomo trata un grupo diferente de organismos y la respuesta es diferente en función de cada grupo. En términos generales, la tendencia muestra que el mayor número de especies está en los Trópicos. Todo el mundo lo sabe por la difusión que se le da. No obstante, como taxónomo, si observas las relaciones genéticas, te das cuentan de que existe un número desproporcionado de antiguos linajes representados únicamente por un menor número de especies vivas en las selvas de la zona sur del mundo.

La biodiversidad, vista desde el punto de vista biogenético, muestra diferentes ramas en su árbol genético. África del Sur, Australia, Argentina y Chile tienen seguramente más representación de estos grupos que los Trópicos. No obstante, en el momento en el que hablamos de número de especies, encontramos recientes grupos que han aparecido en los Trópicos.

A finales de enero de 2008 presenta nuevo libro…
Está basado en una conferencia que estuvo patrocinada por la Asociación Sistemática de Londres y que tuvo lugar en Cardiff, en el País de Gales hace dos años. Unimos a un grupo de personas para que investigaran sobre lo que sería en el futuro una taxonomía sana y feliz. Estas personas presentaron diferentes perspectivas sobre la taxonomía. He elegido el título de The New Taxonomy por razones de justicia poética. Según un libro publicado en 1940 por Julian Huxley y otro volumen de la Asociación se marcó el principio del deterioro del apoyo para la Taxonomía al mostrar el cambio de la población sobre el enfoque experimental de la taxonomía. Desde 1940, se ha intentado unir la taxonomía con la genética. Las dos son áreas extremadamente importantes, pero una es experimental y la otra no. Era como tratar de unir aceite y agua, no era un buen enfoque. Lo hemos llamado La Nueva Taxonomía esperando poder invertir el daño que se produjo después de la resolución sistemática que hizo que el interés por la taxonomía decayera.

Y en solitario…
Sí, estoy de hecho escribiendo uno solo y que espero terminar de aquí a los próximos meses. Es en este libro donde realmente voy a poder hacer una argumentación más completa de mis perspectivas. El título que estoy barajando es Taxonomic Renaissance.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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